La repoblación del medio rural, a tiempo parcial, se acentúa con la llegada de las vacaciones escolares. El mes de julio ya se puede asegurar que se vive en los pueblos el auténtico verano, el de antiguos vecinos o visitantes ocasionales en esta estación del año. Son temporeros o podíamos llamarles fijos discontinuos, los que retornan a un medio rural demasiado ocupado por personas mayores. Algunos vienen al pueblo de su abuelo o de sus padres y no deja de ser una forma de establecer un vínculo con los antepasados. Bienvenidos sean los que en verano pasan un tiempo en esta España que dicen vacía, porque los que se fueron aquí no tenían trabajo ni ocupación.
Se da la circunstancia de que los nuevos vecinos rurales, encuentran otra forma de vida y descubren que no es tan importante residir en una ciudad, en muchos casos en el alfoz. Es decir, la elección de habitar en el centro de un pueblo con buenas comunicaciones o en esas urbanizaciones que han surgido en extrarradios como los caracoles tras una tormenta primaveral. Todo es cuestión de lugares, de gustos y de encontrarse sin impedimentos en la tranquilidad del medio natural cercano. Se está dando el caso de matrimonios jóvenes, que pueden conciliar trabajo y estancia en un pueblo que aseguran descubrir un abanico de ventajas que superan a los inconvenientes. Buscan una silenciosa tranquilidad en una pequeña sociedad acomodada en el campo, pero cercana a una ciudad.
Tampoco hay que exagerar de las bondades de vivir en un pueblo. Hay quien cuenta las virtudes del medio rural, aunque se olvida esa falta de medios y dice reencontrase con vivencias de niño cuando el despertador es el gallo o cuando jugaba en el corral, pescaba en el arroyo, disfrutaba de la libertad, la tranquilidad del esparcimiento y del recreo. A todo esto, hay quien alucina con la lírica con las bonanzas campesinas y omite que el único deporte que practicaban entonces era ir a respigar al rastrojo. Cuando ahora hay polideportivos, bibliotecas y actividades culturales a gusto de jóvenes y niños, entonces carecían hasta de lo más básico, como un cuarto de baño.