Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Ganar confianza

19/07/2022

Es nuestra obligación  ganar confianza en nosotros; tender puentes para salir de este clima de hostilidades e inseguridades. Centremos el esfuerzo en la mano tendida y en el abrazo permanente. Esta es la solución. Quizás tengamos que volver a redescubrirnos de nuevo como sociedad, poniendo en valor la existencia de la moral, para dignificarnos y engrandecernos como ciudadanos del mundo. Los actores relevantes son los primeros que han de realizar la tarea de reconducirnos, a través del raciocinio de sus andares éticos, de donación y entrega, que siempre ha de ser la mejor autodefensa del linaje. Sin duda, estamos llamados a ser ese poema perfecto, anidado y anudado en pulsos diversos, para tomar el aliento de lo perenne, sin discriminación alguna. 
El discernimiento es esencial para este ascenso poético, que además nos hará libres, despojados de toda actitud de ensimismamiento, de desinterés e incluso de desequilibrio que, a veces, se encuentran en nuestras propias vías de autocomplacencia. El sosiego llegará a nosotros en la medida que impulsemos la luz de la razón con nuestro latir auténtico. Esto será la mejor verdad, aquella que nos tranquiliza e ilumina. 
La superior protección del ser, como tal, radica en su modo de transitar y de concebir la realidad, sin correr el riesgo de atrofiarse, dejándose adoctrinar por muestras privativas miserias; lo que nos demanda a entrar en la mente, para hacer frente a los desconciertos y al aluvión de interrogantes. 
En efecto, tampoco podemos continuar bajo este desorden de inhumanidades, esclavitudes y contiendas inútiles. Lo sensato y razonable es que podamos hacer desaparecer este espíritu ramplón y meternos en otros horizontes más níveos, alejados de los hábitos corruptos y de los deseos mundanos. 
Sea como fuere, tenemos que mejorar nuestra propia orientación existencial, que ha de encaminarse a preparar terrenos más conciliadores, incluyendo no sólo el derecho a un nivel de vida adecuado, sino también aquellos ligados a la dimensión espiritual e interior de la persona. Busquemos la esperanza, por consiguiente, en el ejemplo de esas gentes de verbo puro y sensato, dispuestos siempre a darse y a donarse. 

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