Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Al trote

23/01/2021

Habrá de todo, dice Tiburcio, pero en mi larga vida he podido comprobar que hay gente que solo está contigo a las buenas. Si vienen malas, allá te las compongas. Lo de por el interés te quiero Andrés es una verdad como un templo. Por eso siempre hay que mantener un grado de distancia y no desvelar todos tus secretos. Desnudarse ante el prójimo y, brindarle sinceridad total, lo único que conllevará es que se vuelva en tu contra antes o después. Y yo le digo al buen amigo lo de siempre: no se puede generalizar. Ni siquiera me mira, mientras lanza las cáscaras de las nueces por la boca del enroje. Silencio. Es más, enfatiza, puestos a decir, ahí te mando otra perla; rifa una gorra oficial o un cargo de postureo y te crecen los candidatos. A priori nadie se querrá comprometer y dirán aquello de «es una faena, menudo jaleo», pero esperas un tiempo y como cojan vuelo ya ni te descuelgan el teléfono. Se vuelven ocupados y olvidadizos. Vaya, susurro, sin añadir nada más. Cierto es también que algunos demuestran su valía, hablo de las responsabilidades de medio pelo, pero otros muchos se creen que son semidioses del Olimpo. Hay mucho torpón y sujetos que nadie se explica cómo han llegado a según qué sitios. Habrá de todo, insisto. No me escucha y sigue a lo suyo. Claro que ahora también tenemos algunos cargos públicos que están ahí porque los que valen de verdad o no han querido ponerse o no eran lo suficientemente sumisos a las normas el aparato. Don Tiburcio, tampoco es así. Lo que yo te diga, porque, por cada uno bueno, tres melones y además soberbios. Deduzco, le digo, que habrá tenido usted malas experiencias. ¿Yo, zagal? He perdido a lo largo de mi vida muchos amigos que no lo eran y más de dos han venido luego a llorar sus penas. Que se olvidan de la realidad o se creen que todo el monte es orégano. Los cargos son efímeros, casi. Menos algunos, que llevan 30 años ahí y son eternos. ¿Dónde?, pregunto. Y mira hacia el fuego, como liberando malos pensamientos. Acércame un poco más de paja. Y farfulla para sus adentros. Sabes, remata, tiene que haber responsables en todos los sitios, desde lo más cercano a lo más alto de la cúspide, pero desconozco el sitio en el que hacen el examen para superar la prueba.