José Javier Terán

El rincón palentino

José Javier Terán


Hay otra ciudad

22/07/2020

Hay otra ciudad que, aunque no trabaja y no labora quizás de manera directa en las fábricas, en los talleres o en las oficinas -porque ya lo hicieron en su día-, también madruga cada día y sale a la calle a vivir el nuevo día y a caminar en plan deporte apenas despunta el alba, topándose la mayoría de los días con bellos amaneceres.
Y te puedes cruzar con esos habitantes de la urbe cuando tú acudes a tu centro de trabajo, y sabes que son ellos, porque se les distingue con facilidad.
Aparecen vestidos de manera informal, con ropa cómoda y deportiva; preferentemente chándal o pantalón corto -dependiendo de la época del año-, camiseta a juego con letras impresas referenciando mil y un mensajes diferentes y zapatillas de deporte en todos los casos.
A los pocos minutos de cruzarte con ellos, se les puede ver abandonando la ciudad y transitando en dirección a las afueras de la misma donde, por diferentes caminos se van alejando cada vez más de todo lo urbano, tratando de encontrar en lo periurbano o rural lo que durante tanto tiempo de ejercer como urbanitas por obligación, no les fue permitido.
Elementos tales como aire puro, bellas vistas de la urbe y sus edificios desde posiciones de auténtico privilegio que no dudan en inmortalizar en unas cuantas instantáneas con la ayuda de su teléfono móvil, naturaleza viva al pie del camino, despreocupación por el paso inmediato de los minutos y seguimiento a rajatabla del último consejo médico en cuanto a caminar un tiempo cada día.
Es esa otra ciudad que, a pesar de no tener que levantarse de madrugada por obligación para ir a trabajar, se levantan también apenas despunta el alba y, tras tomarse un ligero café con leche que les reconforta, se enfundan en sus cómodas prendas de ropa, se calzan sus deportivos y salen de muy buen grado a caminar por la ciudad y sus alrededores, en pequeños grupos o en solitario.
Regresando al cabo de unas horas, después de haber recorrido unos cuantos kilómetros, y antes de que el sol del estío castigue con fuerza a la mañana; atendiendo en esencia a un consejo médico de salud, pero también a una necesidad vital de la propia persona.