Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Dejadez

18/05/2023

Estar siempre en campaña electoral empieza a tener para nosotros un coste inasumible. Hay asuntos que no se abordan nunca porque siempre hay una elección por el medio. El último asunto, la financiación del mantenimiento de las carreteras. Acaba de irse a la papelera el debate de cómo pagar los arreglos de ése enorme bache en que se han convertido nuestras vías. Parece que durante la tramitación de la pomposa Ley de la Movilidad Sostenible no se ha abordado la implantación de un peaje o sistema similar para financiar el mantenimiento de las redes, a pesar de que en noviembre, la tan reprobada ministra del ramo, Raquel Sánchez, se adornaba con un valiente «el que usa, que pague». Lo dijo cuando todavía no sonaban en Jericó las trompetas de ninguna campaña inminente. Luego, agua. Mil enmiendas en el Congreso al proyecto de ley y sólo una respecto de la posible tarificación de las vías de alta capacidad.
Y eso que se trata de un compromiso adquirido con Bruselas, que nos condicionará en próximas entregas de fondos. Pero seguimos instalados en el «dontancredismo». Y así, circular por Castilla y León se convierte en una proeza peligrosísima en tramos de la A-6, impropios de un país moderno, o la famosa León-Benavente, campeona en número de baches en toda Europa y cuyos conductores arriesgan su vida circulando por la izquierda porque por la derecha es todavía más peligroso. Todos tenemos noción de tramos impresentables por los que circular nos trae recuerdos de lejanos viajes por el sudeste asiático o por algunas de las repúblicas del bloque soviético tipo Rumanía o por el estilo.
España, ése país donde lo urgente sigue privándonos de lo importante, donde el poliquiteo patrio prefiere el ardid de invitarnos al cine o regalarnos el billete de cercanías antes que abordar inversiones de futuro destinadas no ya a resolver el problema de hoy sino a neutralizarlo para las siguientes generaciones. Pan y circo se llama esa figura.