Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Hablemos de nosotros

05/07/2020

A la vista de lo sucedido estos meses los guardianes de los mayores no están en onda. El vicepresidente asumió el  mando de los Servicios Sociales de toda España con un: «Vamos a constituir un escudo social» sin especificar a qué se refería. Y mientras el autoproclamado garante debía andar en otros asuntos la desesperación en soledad que muchos mayores sufrieron - miles ya no volverán - no se enteró que había ojos suplicantes y  labios inertes que no podían articular palabra. No importa que murieran en sus casas o residencias lo infame es que no hubo recursos para estas personas. 
Con insistencia advierten del excesivo gasto en pensiones sin que Pedro y Pablo se ruboricen al inflar en millones el gasto anual para enchufar a sus amigos en las nóminas públicas. Algunos, a razón de 90.000 euros anuales, el equivalente a un mes de 140 pensiones de 600 euros.  Pedro y Pablo elevan el gasto salarial de los asesores, y lo que no sabemos, retribuciones que pagan todos los ciudadanos en un Estado de Partidos: un engendro organizativo convertido en agencia de colocación mientras exiguas pensiones se restriegan por las narices de sus perceptores, como si quisieran que todas las fuerzas del mal se unieran en contra del colectivo que más ha dado y penurias ha pasado. 
Y ahí hay  9,8 millones a disposición del vicepresidente y la ministra de Igualdad. ¿Para qué? Pues para publicitar  entre otras que: «El hombre feminista también es un hombre» (…) Y muchos acumulan cargos, pero no comparten su riqueza con los que están en pobreza extrema más bien, perciben dietas por lo que no realizan pero  dicen, donarlo a ONGs. Eso no vale, por interés  general déjenlo en las arcas comunes 
Cuando un país desarrollado habla de derechos humanos es que ese país va a pique. Las personas mayores no pedimos derechos nuevos, sino respeto a los que tenemos; siendo como somos, integrados en la sociedad, no rechazados ni descartados como algo inservible. Necesitamos tener voz, que alguien nos represente, pero por lo que más quieran, que no sea un político de nuevo cuño, ni sindicalista politizado. Nos gustaría un Marcelino Camacho o un Ángel Pestaña.