Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Los sufridos camareros

08/07/2020

Si ya de por sí la profesión de camarero implica un riesgo emocional importante, en estas semanas se está evidenciando más aún las dosis de paciencia, aguante y otras virtudes que son tan importantes para ejercer esta profesión.
En realidad, cualquier actividad en la que se trabaja de cara al público conlleva un riesgo ante fricciones que se pueden producir con personas, y en este caso me refiero al cliente, no a compañeros, jefes o subordinados. En este caso, una de las grandes diferencias entre el personal de hostelería y los dependientes de una tienda de cualquier tipo (ropa, alimentación, tecnología, etc.) es el tiempo que en hostelería se está en contacto con el cliente, y la gran cantidad de interacciones que hay con él.
Muchas veces seguro que usted no tiene en cuenta este detalle, pero piense por un momento, desde que entra en el restaurante hasta que sale, cuántas veces hay relación con el camarero; entrada, recepción, entrega de cartas, comanda de bebidas, servicio de bebidas, comanda de comida, distintos servicios y desbarases de platos, cafés, sobremesas, la cuenta, despedida…
Pues quiero reconocerles mucho más en estos momentos, cuando a todo lo anterior se le une una necesidad extra de controlar al cliente, y estamos viendo o viviendo ya muchos casos de comportamientos auténticamente cafres y otros que, sin ser agresivos, ponen en riesgo la salud y la correcta aplicación de las medidas obligatorias que debemos observar, porque no sé si nos hemos dado cuenta, pero ¡la pandemia no se ha esfumado!
Grupos que en las terrazas no esperan las desinfecciones de mobiliario para sentarse, que mueven a su antojo mesas, sillas y demás sin respetar las distancias obligatorias, grupos que tienen reservas para un número de personas concreto y se presentan más sin importarles si van a tener o no sitio, personas que no se ponen las mascarillas al levantarse de su mesa para ir al servicio, salir a fumar… todas estas conductas, y la agresividad en ocasiones con que se reacciona ante las llamadas de atención de los camareros, son deleznables y meritorias de reprobación como mínimo. Busquen la teoría la regla del camarero, que revela muchos aspectos de nuestra personalidad en función de cómo tratamos al camarero…