Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


Reír y llorar

19/11/2020

Todos tenemos un amigo, un conocido, un vecino (o si no lo conocemos, hemos oído hablar de él) capaz de llorar y reír al mismo tiempo. No hablo de una alegría desmedida y emocionante, de ésa que te permite combinar lágrima y sonrisa; hablo de alguien que llora porque la historia es triste, pero de repente ríe como un loco porque se le ha ocurrido algo desternillante, pero vuelve a estar compungido en cuando se le olvida el chiste, pero se inventa otro para soltar una carcajada, pero recuerda que la historia es demasiado triste como para reír, pero alguien suelta una gracia y cae en la trampa, pero… Y cuando contemplamos un esperpento así, el primer impulso es pensar que «esa cabecita está como una maraca».

Es posible que el protagonista de la historia esté mucho más cuerdo que el analista futbolero. Porque en su caso, el de quien llora y ríe al mismo tiempo, las emociones está disparadas y es vulnerable ante cualquier sentimiento. Pero en el caso del fútbol, de quien lo vive y cuenta, de quien saca conclusiones tremendistas cada día, de quien pontifica y se cree dueño de verdades absolutas, se supone que hay sobriedad y capacidad analítica. Que no puede elegir si reír o llorar según entre o no entre un balón: debería poner pausa y criterio (dos bienes escasos) para no ir del blanco al negro sin pasar por ningún gris.

Ese 'futbolero enfermizo' es capaz de decir «el ciclo de Luis Enrique ha terminado» tras el 1-0 de Ucrania y que el 6-0 de Alemania es «la constatación de que la revolución de Luis Enrique es un éxito». De pasar de un «hoy no somos nada» a «hoy somos de nuevo favoritos». De asegurar «yo no dije eso» y quedarse tan ancho; es más, soltar un «ya os lo dije» y subirse a un barco del que se bajará en cuanto vengan mal dadas. Y ante este panorama, tan repetitivo que cansa, uno no sabe si reír o llorar.

ARCHIVADO EN: Luis Enrique, Alemania, Ucrania