A un año de las elecciones y municipales la Unión del Pueblo Leonés ha decidido tomar distancia respecto a los partidos mayoritarios, PSOE y PP. Ruptura del acuerdo de gobierno con los socialistas en la Diputación y advertencia de que con el PP no irán ni hasta la esquina. Acusan a los primeros de incumplimiento de los compromisos pactados con el Gobierno de Sánchez, pero con el PP tampoco ven alternativa. «Son tan poco de fiar que no nos planteamos nada con el PP», ha dicho el secretario general de los leonesista y procurador regional, Mariano Santos.
Es preciso recordar que la UPL otorgó la Presidencia de la Diputación al PSOE a cambio de un celebrado acuerdo con el ministro Ábalos, obligado a desplazarse hasta León como prueba del poder leonesista. La UPL denuncia ahora el incumplimiento de una parte sustancial de lo firmado, con proyectos irrecuperables en el año preelectoral que comienza, fundamentalmente en materia de infraestructuras. Entre otras, la inacabada A-60 León-Valladolid.
Después del éxito obtenido en las pasadas elecciones autonómicas y con el viento favorable de las encuestas, la UPL ha creído llegado el momento de marcar diferencias. Huir del mínimo riesgo que le pueda identificar con cualquiera de los partidos mayoritarios.
 Una operación de marketing sin repercusión alguna en la institución provincial leonesa. Y menos posibilidades de cambio aún si se tiene en cuenta que el diputado que representa a la UPL no es afiliado del partido. Matías Llorente Liébana es un avezado sindicalista agrario, fundador del histórico y mítico sindicato Unión de Campesinos Leones, líder indiscutible en la actualidad de UGAL-UPA, azote permanente del PP, díscolo militante del PSOE, del que fue expulsado, y defensor pragmático y a ultranza del campo y de posiciones ideológicas avanzadas y progresistas. El partido le pide que renuncie a la vicepresidencia y pase a la oposición. Llorente pospone su respuesta hasta la próxima semana, advierte que el acta de diputado es suya, personal. En realidad la única incógnita es su decisión sobre si continúa o no como vicepresidente. En la práctica todo seguirá igual.