Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


Democracias inhumanas

14/12/2020

Las democracias inhumanas son aquellas que pretenden borrar el sentido común y la paz de las gentes, y fomentan el desencuentro y la alteración social fruto de políticas sin ilustración, y venidas de los submundos de la vileza y de la indecencia del incumplimiento de compromisos prometidos, cuyos poderes públicos devanados en sí mismos en empeños lejos de la realidad,  espantan el progreso de los pueblos y la concordia social en cada decisión que toman.
Aquellas que permiten la discrepancia violenta y permanente con ideas ocurrentes fuera de lugar y de contexto; autorizan la injusticia y la barbarie en sus calles y plazas; celebran la degradación de la educación, la cultura y el medio ambiente; desestiman las costumbres, las tradiciones y la historia; niegan su pasado rico en gestas, descubrimientos, actos heroicos; menosprecian el esfuerzo y el tesón puestos en el triunfo, y dan pábulo al oscurantismo de países cuyo ejemplo es el ostracismo imperecedero en la noche de los tiempos.
Democracias furibundas, que traspasan los límites del respeto y del entendimiento; siembran el engaño en la sociedad y niegan los criterios contrarios a sus imposiciones y vitorean la fanfarria del servilismo y la humillación de sus fanáticos.
Son las que sostienen gobiernos llenos de prebendas, los cuales se dotan de grandes asignaciones económicas, mientras que el pueblo cae en la indigencia, pierde el empleo y tiene que mendigar el sustento en la beneficencia y ser auxiliado desde la misericordia del humanismo cristiano, sin embargo, tales gobiernos disponen de presupuesto para armas nucleares o biológicas capaces de asolar en unos segundos a la humanidad, y a su alrededor giran millones de seres humanos sin aliento para vivir y morir, porque son los más pobres de la Tierra.
Regímenes que se amparan en el resorte de la mentira a sus pueblos para alcanzar el poder, después le abandonan a su suerte y persiguen a quienes asisten a los frágiles y menesterosos de sus naciones. Tales democracias inhumanas e indignas pierden el nombre de democracia y reciben el de autoritarias y dictatoriales, los nombres más infames de la Tierra para regir a las sociedades de las naciones y a las personas mismas.