Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Elecciones americanas

09/11/2020

Si uno se para a pensarlo, vaya si encuentra raro el sistema con que los norteamericanos eligen a su Presidente. Resulta que uno de los candidatos pude ganar en votos, incluso por bastante diferencia, y sin embargo puede no ser elegido Presidente. Porque resulta que los votantes no eligen directamente a un candidato, eligen unos compromisarios que representan a los votantes de cada uno de los numerosos Estados que integran la Unión. Y quien gana en cada Estado se lleva todos los compromisarios de ese Estado, aunque haya ganado por un voto. Así que echen cuentas y verán que, en efecto, según sean las diferencias de voto en el conjunto, puede darse esa situación, que uno suma más compromisarios porque ganó en más Estados, o en menos Estados, pero con más compromisarios asignados, con pequeñas diferencias de voto a su favor, y perdió en otros Estado por mucha diferencia, de manera que la suma total de votos le resultó perjudicial, pero sumó más compromisarios. En fin, que un lío. Y se han dado casos; sin ir más lejos Hillary Clinton tuvo bastante más voto que Donald Trump la vez anterior y no fue Presidenta porque consiguió menos compromisarios en los Estados.
Esta vez no parece que sea exactamente lo mismo y, cuando esté definitivamente aclarado el resultado, probablemente ocurrirá que la diferencia en votos del conjunto y la diferencia en compromisarios sean mínimas a favor del vencedor, si finalmente se confirma que es Biden. Aun así, volverá de nuevo a percibirse que ese sistema electoral tiene su peligro, que es el peligro de los sistemas mayoritarios puros, sin ninguna proporcionalidad con los votos obtenidos, aplicados además de forma troceada en espacios territoriales diversos.
Pero ese peligro no es el único; el otro es el que hemos visto estos días a cada rato; nada menos que el Presidente de los Estados Unidos, candidato a la reelección, discutiendo la validez de un resultado que todavía no se ha producido y poniendo en entredicho el procedimiento electoral del país que preside. Tal vez debieran plantearse allí si el citado sistema de elección necesita alguna mejora, que seguramente la necesita; también deberían plantearse si es un buen ejemplo democrático lo que ha pasado. En su historia hay brillantes episodios de defensa de la libertad, aunque también hay otros menos ejemplarizantes. Esta vez tienen una buena ocasión postelectoral de dar testimonio de esa grandes que con tanta frecuencia invocan.