Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Acuerdos y encuentros

14/03/2023

El potencial de lo hacedero radica en algo tan fácil como la creencia de que es posible algo y, para ello, hay que forjarlo cierto. ¡Cuántas veces hemos sentido el desánimo de abandonarlo todo! Debiéramos saber, por consiguiente, que tan solo en un mundo de personas sinceras es factible la unión. Sin unidad, no hay desarrollo alguno, por más que lo intentemos. 
Sabemos, al mismo tiempo, que una cuarta parte de la humanidad vive hoy en lugares afectados por conflictos. Quizás tengamos que activar los acuerdos, concebirlos admisibles, en un camino de desapego de lo mundano y de orientación conjunta, mediante el diálogo y la negociación. De lo contrario, la violencia se injertará colectivamente como una de las mayores pesadillas vivas y persistentes del planeta.
En consecuencia, debiéramos tener presente que la venganza es un recibo cruel, en la medida en que es el desprecio de toda reparación practicable. Esta es la verdadera situación que tenemos también que corregir. Podernos hacerlo y hemos de realizarlo. Lo insostenible no puede continuar. Fuera el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes. Somos ciudadanos de acción y de palabra. Jamás desfallezcamos. Hagamos de los principios un valor sin fronteras. Comencemos por uno mismo, que de un espíritu justo nace el sosiego más absoluto. 
Venzamos la indiferencia y activemos la cultura del cuidado como camino de quietud. Nada es irrealizable. Aquí abajo, todos podemos contribuir a realizar el memorándum del mejor sueño, el de la concordia entre moradores, pues todo en el fondo reside en el respeto de los derechos humanos. Claro que la paz es posible y, al mismo tiempo, necesaria; tan solo hay que servir a la verdad y, sin miedo alguno, consolidar el deseo de fraternizarse.
De ahí lo significativo que es hacer, con todo el alma y con toda la mente, la aceptación a las diversas culturas. En efecto, al reconocer el valor del encuentro, no únicamente cruzándonos con las personas, sino parándonos con ellas, escuchándoles y acompañándoles en todo momento. Sentirse cercano, por sí mismo, es proyectar alegría. Cuánto vivas sin gozarlo, no vives, desvívete por ello entonces. Recuérdalo.