Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Fuerzas de flaqueza

04/11/2020

Desde el estado de ánimo  más bajo, la mayor desmoralización, el pesimismo, la pérdida de confianza en el ser humano como ser social, intento sacar unas pocas fuerzas de flaqueza para dar ánimo y esperanza a todos los hosteleros, propietarios y trabajadores.
Y con ellos a todo el movimiento indirecto que generan; productores, distribuidores, logísticos y transportistas, gestorías, suministradores, menaje, cristalería, tintorerías y servicios de limpiezas…
Desde la profunda desesperación (o desesperanza), me levanto a diario para luchar contra un enemigo demasiado fuerte, o que se está quedando demasiado tiempo… no sé. Pero veo que está consiguiendo dividirnos; la permanente llamada de atención del colectivo ha suscitado comprensión pero también recelo por parte de otros sectores que no están consiguiendo la misma visibilidad, las malas conductas de una parte de la población se han relacionado con la hostelería, el ruido ante estos hechos ha minimizado el enfoque mediático hacia la saturación de los transportes públicos, por ejemplo, tan directamente relacionado con la mala gestión de nuestros administradores… y estamos ahora divididos, débiles, cansados y encorajinados, nos miramos unos a otros con desconfianza y recelo, hemos dado un paso más a la insolidaridad, vivimos de puertas para adentro, excepto cuando hay que salir de fiesta con la pandilla, por supuesto, ¡No vaya a atreverse nadie a quitarnos nuestras libertades!
Pero llega Pablo, un chavalito de Logroño que reacciona y en su acción aglutina lo mejor de nuestro futuro, y reúne a parte de esa juventud que queda, y que son muchos, liderándola para regalarnos un momento lleno de cordura, apoyo y respeto. Y me rellena un poquito las pilas de la esperanza en el futuro, en que no todos los jóvenes son los universitarios de fiesta en los colegios mayores, o en las casas y chalés, o en los botellones de los parques.
No sé qué le gustará comer a Pablo, o a sus amigos, compartiría mesa y mantel con ellos encantado. Si es cierto el dicho de que somos lo que comemos, estos chicos son puro caviar, ostras, champagne, jamón ibérico, carne de Kobe, carabineros, langosta… y mucha tortilla de patata, porque, permítanme la licencia de decir ¡olé sus huevos!

ARCHIVADO EN: Hostelería, Botellón