Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Ver dos veces las cosas

30/10/2020

Nace esta selección de artículos, publicados en Diario Palentino, bajo la prescripción de diez mujeres estupendas. Es cierto que yo las he tentado al invitarlas, pero han abierto el borrador y enseguida se han sentido cómplices de la historia. Para algunas era una historia desconocida; para la mayoría, era volver a leer de nuevo, quince o veinte años más tarde, encontrando mil razones para gritar conmigo, las vicisitudes por las que pasaron sus habitantes, las relaciones con otros pueblos, el esplendor de su naturaleza que lo trastoca todo.
El prólogo es miel para mis sentidos porque, sin marcar pauta alguna, han entendido lo que he repetido en tantas ocasiones, a veces, consciente de que no servirán para nada mis gritos. Sólo quien me conoce de verdad sabe mi entrega en cuerpo y alma a remover la historia de esta tierra. Y es verdad, debo decirlo, que no estoy satisfecho, que no estoy relajado, que falta mucho por hacer, que es probable que nunca llegue lo que necesitan estos pueblos para seguir, que tal vez no cuidamos la tierra que nos legaron como era menester, que para qué remover esta pátina de recuerdos si el mundo está perdido, devorado por su propia ambición. En cualquier caso, la tierra no tiene culpa de nuestra mala interpretación.
Todos me han advertido que no es el momento para publicar un libro. Todo está condicionado por esa pandemia, que sigue viva contra todos los pronósticos y que ha puesto coto, entre otras muchas cosas, a las ferias del libro, a las presentaciones, a las firmas. Como en tantos otros apartados de la vida, uno sigue su instinto, que no va ciego al descalabro, porque se trata de una edición especial, muy limitada, que no encontrarán en las librerías. Cien artículos sobre la historia, el folklore y la vida de estos pueblos del norte. Releer de nuevo. Volver a repetir paseos por tantos recónditos parajes. Ver lo mismo tantos años después. Seguro que no encontrará montones de este libro en ningún sitio, pero si encuentra uno, lléveselo, que tiene el sello de mi alma.