Javier San Segundo

Ajo, guindilla... y limón

Javier San Segundo


Entradas agotadas

28/01/2023

Celebro en ésta la centena de misivas quincenales aportando ajos, guindillas… y limones al sector de la hostelería en su espectro más amplio, y sintiéndome parte actora de este Diario Palentino y de la familia que congrega en celulares, quioscos, hogares y, por supuesto, barras de bares desde hace más de ciento cuarenta años.
Y coincide, y así lo celebro también, con una de las citas gastronómicas más importantes del año, Madrid Fusión, que se ha vestido más de gala que nunca para colgar el cartel de 'entradas agotadas' atestiguando que las ganas contenidas por un virus han supuesto un resorte tal que pretende en cada jornada compensar la cerrazón forzosa que han sufrido nuestras almas y nuestros corazones, refrendando que, por poner un ejemplo más que palpable a pie de callejón, la escasez de hielo de este estío pasado no ha sido fruto de la casualidad o de la falta de previsión, sino de la condición que llevamos en las entretelas más profundas como sociedad y que ha rebosado hasta por los poros de nuestros deseos más arraigados.
Y, como tanto y tan bien se ha escrito sobre platos, productos, técnicas de elaboración y demás menesteres culinarios, voy a centrar el tiro hoy aquí en lo que más motiva la escritura de esta sección y su esencia más intrínseca, las personas y el servicio y el valor añadido que éstas aportan a los anteriores. Porque si algo queda patente en cada mesa de restaurante, en cada barra de bar, es que para que nuestros paladares disfruten de tales ambrosías, alguien ha tenido que idear, indagar, diseñar, producir, elaborar, promocionar, distribuir, repartir, ofrecer, vender… y, a la postre, servir al comensal. Y, a éste, recibirlo, atenderlo, satisfacerlo, deleitarlo, despedirlo y, en el mejor de los casos, si todo ha marchado a gusto de la parte contratante pagadora, fidelizarlo y contar con su retorno y buenas opiniones ante su audiencia, ya sea grande o pequeña.
Esta fiesta imprescindible del hedonismo gastronómico necesario genera riqueza en sí misma. Y no me refiero a la pecuniaria, que también. Aludo a la que proporciona los llenazos en los locales que se desviven por la felicidad de su cliente. Cada cual con su arte.
Buen servicio, compañeros. Buen disfrute, señores clientes.