Corren tiempos convulsos saturados de desigualdades, desbarajuste, ambición malsana y vivir en paz es tan conflictivo como melancólico. Llegados aquí, de aquellos sermones de antaño recuerdo cuando nos hablaban de la autoría de los evangelios. De Lucas, el humanista, el médico, el griego por lengua y cultura, el cronista de una naciente iglesia perfecto y vocacional que acompañó por numerosos periplos a Pablo de Tarso, aquel ciudadano romano que al caer de su encabritado caballo, de perseguir a Jesús duramente pasa a ser su discípulo aunque nunca personalmente le conociera; Mateo, es el que añade a la Biblia la catequesis de los apóstoles; Marcos aporta el sentido llano del pueblo, la predicación de Pedro y Juan, es el que entra con más profundidad en la vida de Jesús. 
Con todo esto, tan solo trato de decir y siempre a mi manera, que es harto difícil mantener Paz en la Tierra por muy buena voluntad que haya entre los sensatos y las gentes sencillas. Pues quien la lía es la codicia de los malos políticos con todas sus destrezas; las sentencias impuestas, las ideologías que les convierten en dictadores sabiendo que dañan a los más humildes en lugar de paliar sus muchas penalidades.  Los que quitan la vida a otros por juzgarles inútiles o por conveniencia de intereses personales. Los innobles que premian a quienes les ensalzan sin importarles que haya razones contrarias a toda Ley y Orden escritas o no, y todo eso, está ahí.  
Pero verán "desde mi ventana" hace unos días presencié un bonito cuento de Navidad: Sobre la acera, un coche estaba aparcado. De pronto, otro de la policía local aparece y de él baja un joven policía. Se acerca al coche, pregunta a los que andan por allí. Parece  que no es de nadie, así que libreta en mano se dispone a extender la sanción correspondiente cuando de una tienda cercana, sale una persona mayor con un enorme bulto. El hombre, apenas puede, y mi sorpresa fue ver que el policía dispuesto a sancionar, no solo cierra su carpeta, sino que ligero ayuda al dueño del coche a subir la pesada carga al maletero. 
Feliz Navidad y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad. Ojalá, así sea.