La actitud del ser humano frente a la diversidad de avatares que le apremian a lo largo de su vida coincide con el conocimiento de los mismos, y la experiencia de cada una de ellos, los cuales, serán referencias importantes para adoptar desde el optimismo alegría y confianza, creando alrededor soluciones en medio de situaciones adversas.
La historia está sembrada de páginas oscuras, en las cuales la especie humana ha estado al borde de la extinción, pero también ha estado diseminada de luces que han lanzado al ser humano a la creación artística y científica por todos los continentes.
Las grandes religiones ofrecen al humano viviente una luz y un refugio para el espíritu atribulado por las sombras, con el fin de resurgir con energía para encontrarse de nuevo frente a lo desconocido y lograr el triunfo.
Cualquier siglo pasado ha tenido al ser humano acongojado debido a la evolución y transformación constante del planeta, sin embargo ante toda calamidad, la especie humana ha salido airosa con optimismo de los momentos hostiles, y debe resurgir con esfuerzo en medio de la calamidad, en el final de la segunda década del siglo XXI.
En todo tiempo y lugar, la entereza de la persona tiene que desechar los atisbos del pesimismo, o los indicios del derrotismo.
La persona tiene capacidad para asumir con templanza cualquier posición desfavorable, y alzarse con vigor del desaliento con el fin de derrotar las enfermedades aciagas que acucian a la humanidad.