Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Del dicho al hecho...

17/01/2021

Hay un antes de falsas promesas que gente sin escrúpulos practica hasta alcanzar sus objetivos y más si trata de vivir de la política. Después, llegan los hechos con todas sus  mentiras. Y ya están ahí en tiempos de tanto frío, extrema penuria y el Covid que ha llevado a la ruina a miles de familias, pymes, ERTES sin cobrar, etc. La factura de la luz se dispara y la ministra Ribera sale al paso y pide no crear «alarmismo» porque «la luz subirá solo unos cuantos euros» y le da igual lo que pueda haber o no en bolsillo ajeno porque para el Gobierno y socios, solo son pecatas minutas aun siendo un encarecimiento brutal que afecta a los consumidores acogidos a la tarifa regulada que, entre otros, tienen los beneficiarios del bono social.    
La factura de la luz siempre ha sido difícil de entender pues, sin comerlo ni beberlo, con un bajo consumo, el 51% son recargos e impuestos, incluido un IVA del 21%. En 2017 cuando Rajoy dormía en Moncloa, hubo una subida del 8/10% y aquello, con razón, fue Troya. El ministro de Consumo que entonces no era nada, dijo: «Ningún Gobierno decente debería tolerarlo, miles de familias no podrán, etc, etc». Y añadía, que estaban «buscando soluciones definitivas para una tarifa regulada que proteja especialmente a las familias más vulnerables».  Y el vicepresidente actual también se mojó: «Disparar la factura de la luz un día como hoy demuestra la codicia de las eléctricas. Si el Gobierno lo consiente, será cómplice». Y la señora de éste, en 2019, así pedía el voto: «Solo nosotros podemos hacer que baje  la luz. A nosotros no nos compran». Los hechos de los predicados, a la vista están. Y no se sabe si es porque les han comprado, o si han vendido a sus votantes ¡Cómo para fiarse y no correr! 
Y mientras sus desayunos y demás de primera calidad siguen subvencionados en el Congreso, puede que en muchos hogares tan solo alumbre una oscura bombilla en compañía de un calefactor apagado. Si sus despachos ministriles y sus casonas en verano no tuvieran aire acondicionado y en invierno el frío polar de algunas familias se instalara en ellos, sabrían lo que es gestionar sin abusos ni falsedades.