Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Salvar vidas

12/01/2021

La vida, que por sí misma es la que dona savia, resulta cada día más difícil mantenerla, sustentarla en un  sueño, más bien la hemos convertido los humanos en un verdadero infierno. Deberíamos tomar otros propósitos, poner en práctica los buenos deseos, arrimar todos los hombros, ya que la solidaridad es más necesaria que nunca. La carga de casos por la supervivencia nos desborda. Mal que nos pese, si la pandemia continúa siendo una grave crisis de salud pública, las injusticias permanentes que proliferan más que nunca, unido a ese espíritu corrupto, también nos rompe los horizontes de esperanza en pedazos. Sin ilusiones, está visto, que todo se debilita. Precisamente, nuestra propia fragilidad nos está dejando secuelas muy graves. Necesitamos un proyecto para todos que achique las distancias entre nosotros. Activemos, por tanto, el cumplimiento de los derechos humanos. De lo contrario, seremos derrotados más pronto que tarde. De ahí, la importancia de sumar esfuerzos, de hacer fruto con esa energía conjunta, que nos exige tomar un rumbo común, con nuevos modos y maneras de vivir; más en pertenencia, más en transparencia, más en familia en suma. 
Pensemos que la vida se hizo para vivirla, no para permanecer pasivos o darle la espalda. Hoy más que nunca la civilización necesita hermanarse, salvar el pulso de un pueblo, de unas gentes que cada día más se desespera. Indudablemente, la pandemia está provocando un incremento de la demanda de servicios de salud mental. El duelo, el aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo está generando o agravando trastornos. A propósito, en la nueva plataforma multimedia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), podremos comprobar a través de Voces, historias que nos harán entrar en acción; al menos para hacer realidad, de una vez por todas, la justicia social y el trabajo decente para todas las personas. Desfallecer es una manera de matarnos como linaje. La especie debe dignificarse con la lucha permanente y eso será tan vital en la medida que nos regeneremos todos los rostros, mediante la suma de todos los rastros cedidos, obviando fronteras y frentes que nos lapidan por sí mismo.