La ingenuidad es un encanto, y como estamos en una época tan rellenita de repipis, donde por ejemplo, comprobamos en la propaganda que ofrecen en televisión, que algunos niños se llenan de alegría y aplauden cuando sus abuelos ya no tienen gases intestinales ni diarrea, o preguntan a sus papás por qué lloran las nubes, por qué el cola-cao hace grumitos, y un montón más de sandeces. Cuando sale la auténtica, la verdadera ingenuidad, a mí me encanta, tanto que a veces me dan ganas de no aclarar las cosas por no quitar gracia a la sencillez, a los ancestros y, según se mire, a veces incluso a lo correcto. Y digo esto porque ayer, comentando cosas sobre el tema vigente, me encontré con alguien que está hecho un lío con lo de dar positivo o negativo en todo este follón que nos traemos entre manos. Y es que un hijo suyo, que trabaja en una ciudad lejana a la que reside la familia, les comunicó por teléfono, y con mucha efusión, que estaba muy satisfecho porque al hacer la prueba a todos los trabajadores de aquella fábrica, todos, menos dos, habían dado negativo. El desconcierto de este familiar estriba en que cada vez que oye decir que fulanito o menganito es muy negativo, se refieren a que es nefasto, y el positivo, es estupendo. El tema de aclarar el tema es muy negativo, porque la persona es obstinada y tendré que meterla en situación con mucho tacto porque además es sensible y no soporta que nadie le tome por tontaina. Es fácil de entender que en el caso a tratar quedan invertidos los términos y que el positivo es el que está hecho la mismísima puñeta, y el negativo... ¡bueno, que el negativo también, pero un poquitín menos! ...¡O mejor dicho, para el arrastre!. Misión difícil, la mía, sobre todo teniendo en cuenta que, según dice, mis opiniones siempre le hacen reflexionar. Y ahora, la que reflexiono soy yo: Mi ánimo ¿cómo está?. Yo creo que negativo, por lo tanto, si al intentar meterle de lleno en el repelente asunto, me hace redundar demasiado, a lo peor me meto en un atolladero y en tal caso tendría que procurar positivizar el haber salido airosa, al darle la enhorabuena porque su hijo ha dado negativo. Y si ambos, quedamos positivamente despedidos, otro día le hablaré de los asintomáticos. Que esa es otra.