Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Hogares hundidos

17/07/2022

Ya cayó la casa, por fin ocurrió el desastre, el tejado reventado, como un cadáver con las costillas abiertas, mostrando los restos carcomidos por los cuervos del tiempo de sus entrañas... La habitación donde dormía cuando niño era ahora un amasijo de escombros y vigas polvorientas... Se veía venir.  Los tíos no se habían puesto de acuerdo con la herencia, después de más de 15 años deliberando, disputando... «Los hogares vacíos dejan de serlo y acaban hundiéndose», había dicho su padre. El pueblo parecía haber sido bombardeado, tal era el número de casas que iban cayendo, por desidia o abandono... Y seguían sin estar de acuerdo... Algunos domicilios se habían vendido para las gentes que con el coronavirus buscan en las aldeas nuevos ambientes y amigos donde refugiarse cuando las ciudades colapsan, pero a precios muy bajos... Mejor eso que quedarse sin nada, como les había sucedido. Si al menos hubiese una ley que obligase a un acuerdo en las herencias de los domicilios, a partir de una fecha... O si subiesen progresivamente los impuestos para las casas vacías, sin usar, sería distinto. Pero de esas normas no tratan los gobernantes, que están más en las nubes ideológicas, aspirando florecillas multicolores. No hallaban la fórmula para evitar la despoblación y la ruina de bienes tan importante para toda la sociedad como esos caserones: ¡la casa de los abuelos, hundida sin beneficiar a ninguno!
El gobierno más caro de nuestra democracia, con una muchedumbre de ministros y de asesores, para colocar a los amigotes y repartirles el sueldo que nos quitan a los demás mediante los impuestos... Tantos allí encaramados en los ministerios..., no pensaban ni sabían modos de evitar estos desastres... Privilegios de la casta que en cada partido toma morada... Prefieren colocar a los «suyos», sepan o no, antes que a personal eficiente... Cargos: cargas para todos. Ignoraban el atroz descenso de la natalidad: nuestro país es en Europa uno de los que menos jóvenes tiene y con más parados... Que nadie en el campo ya quiere hacer las labores... Solo los extranjeros vienen para hacer esas funciones... No había pastores, camareros ni albañiles...
El paisaje de un lindo pueblo iba poblándose de huecos, de techumbres que en vez de aprovechar sus tejas, sus espacios, iban desapareciendo. Devastación también en los corazones, la decadencia era evidente para quienes lo viesen. No hacían falta explicaciones.
Cuando llegó su tía y vio la casa de sus ancestros por los suelos empezó a llorar desconsolada. Tantas cábalas habían hecho sobre lo que les reportaría cuando la vendiesen y ahora esto, nada, menos que nada. Habría que desescombrar. Gritó, pero le dijimos que ella también era culpable, por no haber cedido un poco. Mejor perder algo y dar a los parientes que quedarse todos sin nada. Se lo dijimos y calló.