Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Mentiras

29/12/2022

Según un aserto clásico, la primera víctima de la guerra es la verdad. Puede que éste sea un excelente resumen del año en un solo concepto: la verdad está sobrevalorada; la mentira, consentida. Y no sólo las mentiras criminales ("no tengo intención de invadir Ucrania") ni las mentiras capitales ("el problema catalán está solucionado") sino esas otras mentiras que afectan a la gente en su modo de vida cotidiano ("la inflación es pasajera") o en las reputacionales, ésas que entierran la credibilidad de quienes las formulan ("no dormiré tranquilo…." y tal y tal). Incluso las grandes mentiras económicas (tipos de interés negativo, "España se financia cómodamente").

En este año que termina, en que los gobiernos se enseñorean de la gente interviniendo cada vez más en su cotidianidad con una intensidad tutelar y en el que las élites políticas extreman sus posiciones para instalarse en la confrontación estridente; en este año que termina en el que España recaudó impuestos como nunca pero los gastó todos como siempre; en que se inventó el "parado/no parado" (fijo discontinuo), el eterno verano, el fútbol sin fin, las elecciones permanentes y los líderes icónicos por cuarto de hora.

En este año, digo, ha vuelto la guerra a Europa y éso nos ha marcado noches y días. Ójala que este maldito 2022 venga seguido de una Conferencia de Paz en Año Nuevo, ójala que dejemos de acostumbrarnos -porque terminen- a los bombardeos de civiles, los misiles contra las colas en el mercado, las noches subterraneas y los exilios infinitos. Ójala que las mentiras, todas las mentiras, especialmente las que han engendrado la guerra, perezcan en el fango de la historia y germine la semilla de la verdad. Esa que, según el Evangelio de Juan nos hace libres. Feliz Año Nuevo a todos.