Mª Ángeles de la Torre Bugidos

Mª Ángeles de la Torre Bugidos


Un lobo para el hombre

18/07/2022

¡Cierto! Corren vientos de tiempos difíciles. La guerra en una Ucrania atacada impunemente por los rusos (al igual que sucede en otros tantos conflictos bélicos), la séptima ola de covid, la subida de la energía, incertidumbre y ausencia de toma de decisiones con perspectivas más amplias, a medio y largo plazo, etc… generan un ambiente generalizado de tensión, irritación y mucho miedo, miedo paralizante y en muchos casos, incluso, incapacitante.
La incertidumbre y el desconcierto nos colocan en una actitud defensiva y «el hombre pasa a ser un lobo para el hombre» en una huida hacia adelante: ¡Sálvese quien pueda! Asumir responsabilidades, afrontar los problemas de frente sin esconder la cabeza debajo del ala ni lanzando balones fuera parece haber empezado a ser un modo de vida 'en peligro de extinción'.
La nueva Ley educativa es tan solo un reflejo de la dirección que vamos tomando, reduciendo los niveles de esfuerzo y desvaneciendo el sentido de la responsabilidad, empezando por los dirigentes y expandiéndose entre la sociedad como una gota de tinta que se extiende al caer sobre un papel absorbente.
Escribía Luis González-Carvajal: El hombre no se distingue del animal solamente porque es capaz de un mayor altruismo, sino también porque es capaz de la más refinada crueldad. Es fácilmente identificable el uso del mejor ingenio y tenacidad para torturarnos unos a otros, (no hace falta mirar a Rusia ni a Putin para caer en la cuenta), y lo hacemos sin ser conscientes de que los primeros que acabamos perjudicados somos quienes actuamos así porque perdemos una de las cosas más sagradas que podemos tener: la Paz que otorga la auténtica libertad.
Pero, ¿qué tal si nos fijamos en la primera parte del texto de Luis González – Carvajal?: El ser humano es capaz del mayor altruismo.  ¡Sí! ¡Es cierto! Uno puede ser la víctima de algún acto realizado desde la más refinada crueldad y sin embargo, ser testigos privilegiados de la fascinante capacidad que tienen el resto de las personas de realizar el mayor acto de altruismo, de empatía y comprensión, de entrega, ayuda, apoyo generoso porque la Verdad se abre camino y porque, a fin de cuentas, se trata de no regodearse en la queja ni en el lamento, sino de tomar las riendas, asumir y hacerse responsable de la parte que a cada uno nos corresponde.