Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


De lo nuestro

23/07/2022

Escolingarse por el estío de nuestros pagos, saboreando las mieses del éxito y haciendo aramboles de miradores que se pierden en la ternura gigante de una Castilla que se hace palentina en los campos de tierra, góticos a más no poder. Pero que rezuman, al tiempo, otros estilos y tendencias, sin conocer edades, petrificándose en cada monumento, sea grandilocuente o simple puerta de trillo. Beber de sus cielos de nubes abiertas o regarse a pleno pulmón en sus posibles tormentas y torbellinos de conversaciones, de esas que pudieran ser historia o tal vez leyenda y que no necesitan recuperación en septiembre porque se saben y conocen, aunque alienten ecos que van llegando uno por uno. 
Serenidades con tronío y sin jaleos, de paisanos que parecen prolongación de su naturaleza más preciada y que brota pura en lo profundo de sus esencias y que se tornan vocablo diestro en cada acepción y explicación al prójimo, cicerone improvisado para cada viajero que otea, bien sea pueblo, villa, alfoz o entorno. Ampliar la zancada para zambullirse en los testimonios etnográficos que jalonan sus límites, sin velocidad de crucero, pero que alimentan un tour de posibilidades, tanto en el vallejo como en la llanura que se curva de inquietudes en su lima de asperezas. Que desprende encantamientos en cada pincelada de casco viejo o ermita vetusta y romera. 
Elementos cruzados de travesías y caminos, de veredas, sirgas y brindis a la sombra, tan cotizada como solariega, enjaezada de tapiales que se desmoronan para volver al origen y retomar un vuelo de columbarios, torcaces y silentes. Belleza en la austeridad radiante de cada estación vital, en un tren de vivencias que se hace parada y fonda en sus festejos, en todos los renglones que componen el andamio de su idiosincrasia, ya sea por linaje o por perseverancia. 
Rezar en cada parámetro de sus indumentarias y pieles, en cada chasquido de dedos que abren la caja mágica de los sonidos milenarios, que atraen y atrapan desde su inmensurable libertad de posibilidades. Un extracto de perfumes que son llamados a escribir nuevas páginas en las que podéis ser los auténticos protagonistas. Por estos pagos nadie sobra, nada pasa desapercibido. Así me lo cuenta mi amigo Tiburcio, vivaz.

ARCHIVADO EN: Naturaleza, Casco Viejo