100.000 personas abandonaron las ciudades para establecerse en el campo con motivo de la pandemia y quedarse en zonas menos pobladas, a veces en recónditas aldeas, gracias a las nuevas tecnologías, conectados con las urbes pues muchos ya pueden trabajar a distancia. Otros se plantean dirigir explotaciones agropecuarias, precisamente en estos tiempos en que la ineptitud de nuestros gobiernos dejó que el campo languideciese para depender de países lejanos, como Ucrania, y abaratar los costes... Cuatro millones de hectáreas de cultivo se abandonaron en España en los últimos tiempos, un delito gubernamental, pues la independencia agroalimentaria es esencial en un pueblo si realmente quiere ser libre. Y la dependencia energética también encadena, sufriéndola estamos. 
Quienes buscan el campo traen muchas veces estudios, otra mentalidad que les reencuentra en esas poblaciones, renovando esos territorios y evitando los males de la despoblación. Nuevas ideas y modos de enfocar la vida, la economía, creando pequeñas empresas o negocios, como puede verse en la Asociación de Emprendedores Rurales (AER). Si van en pareja, al ser más accesible y grande la vivienda se animan con más facilidad a engendrar una prole y las familias renuevan las escuelas... Importante es que la red de transportes funcione y sea mínimo su coste, la proximidad de un centro de salud y las comunicaciones, así como que sigan abiertas la iglesia y la taberna, los lugares donde se socializa más. En los sitios muy pequeños el bar es a veces una casa que vende también lo más esencial en comida, limpieza: artículos de primera necesidad; ahí se encuentran unos y otros, se prestan ayuda, se apoyan cuando duele la soledad, cuando hay problemas, aunque también se murmure... Pero es la vida con sus sombras y luces. El bar, origen de asociaciones, la casa de todos donde al caer la tarde, mientras la noche se extiende, al calor tal vez de una lumbre, se abraza la humanidad. Conviene eximir de cargas e impuestos, facilitar y reducir las exigencias administrativas, burro-cráticas para que no se cierren... Y brinden las nuevas generaciones.