Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


Adelina Méndez

22/01/2021

A veces tenemos la impresión de que no merece la pena esforzarse tanto porque nuestro empeño no interesa a nadie. Hasta que nos despabila el ingenio y la lucha de personas que nunca se rindieron buscando el eco de su denuncia. Los ejemplos se suceden a diario en todas partes. Muchas personas, con historias importantes que contar, no encuentran el medio ni el apoyo para que trascienda.
Todos necesitamos una palabra de ánimo para seguir en aquello que estamos, incluso ahora que se nos tienden puentes por doquier, en forma de redes, medios de comunicación, blogs personales. Eso debió pensar Adelina Méndez que dejó sus manos para nivelar la dificultad de ser mujer aquellos años en los que además de faltarte el apoyo, no te daban la ocasión de mejorar en educación y en igualdad. A primeros de noviembre, del maldito año que se nos fue, Begoña, Karmele y Gurutze sacaban a la luz un libro donde cuentan la historia de Adelina Méndez de la Torre, una maestra de la que no sabíamos nada. Ya saben cómo surgen estas cosas: un día, buscando información para un artículo, apareció su nombre, como la única mujer ponente que tomó parte en Oñate, en cuya universidad también anduvo muestro Barrio y Mier, en septiembre de 1918, en el Primer Congreso de Estudios vascos. Había cursado estudios en Madrid, obtuvo por oposición la plaza de maestra de la escuela elemental del distrito número 7 de Bilbao, ubicado en la calle General Concha, y había tomado posesión el 13 de abril del mismo año. Desde entonces residió, ejerció su profesión y realizó toda su actividad pedagógica en la villa.
El 15 de julio de 1902, en un artículo publicado en El Nervión afirma: «Las niñas salen de la escuela precisamente cuando debieran entrar en ella y por consiguiente no las educamos nosotras, sino el mundo, y todos callamos sin protestar por el abandono en que se las deja». Y organizó una escuela de adultos e impartió docencia gratuitamente. «Adelina ya plantea -cuentan sus mentora- una educación bilingüe». Para terminar, me quedo con las palabras del alcalde en la presentación del libro: «La figura de esta mujer asturiana, bilbaína de adopción, fue clave en el desarrollo de la educación de la sociedad de la villa, que solo se entiende desde el impulso y el infatigable trabajo que realizó desde la Escuela».