Vencerse a sí mismo de manera continuada hasta coronar la cima de los sueños e ilusiones es intrínseco a la naturaleza humana, ello tras un denodado esfuerzo en el que está presente en cada hito el sacrificio y el empeño, plagado de alegrías y de amarguras en un determinismo permanente.
En la abnegación, la persona humana es capaz de superar cuantas dificultades le sobrevengan en el decurso de su existencia; ontológicamente el hombre y la mujer están capacitados para vencer cualquier adversidad, o los tiempos contrarios que le sucedan.
La abnegación, es el sentido primero y último de la existencia de la mujer y del hombre sobre la Tierra, sin ella, el ser humano entra en su particular devenir y en una confluencia temerosa de sus comportamientos sociales y humanísticos.
Son abnegados quienes viven su  vocación con firmeza, lealtad, honradez, y fe profunda en sus actos, y además de hacer una entrega generosa y fiel a unos principios que señalan el modo de ser y de vivir hasta el ocaso de la vida, en las diversas dimensiones humanas, entre otras: la familia, el trabajo, la religión o la milicia, y ello requiere de un sacrificio invariable de cuantos cumplen la misión de engrandecer unos ideales y llevar el sustento a los hogares, requiere también, desechar los intereses egoístas personales, para sostener con valentía de manera ineludible, el baluarte del sueño cumplido o la obligación prometida, definido en la pasión por el empeño y el tesón en cuanto se hace hasta lograr la cumbre, y frente a cuantas adversidades acontezcan a lo largo de la jornada de la vida.
La abnegación exige equilibrio en los sentimientos para llegar a buen dique, después de una singladura quizá tormentosa y que puede debilitar o arruinar la vocación bien asentada. El ser humano se enfrenta en cada instante a la hostilidad del medio en que vive, pero desde la abnegación sale victorioso, desvaneciendo el desaliento pertinaz con la bizarría que hace a los místicos santos y a los héroes historia y leyenda.
En la dureza de tiempos pretéritos, vinieron a posar sus cimientos desde la abnegación, cuantas glorias y lumbreras han dejado su huella en cualquiera de las formas artísticas que hacen temblar al ser humano de emoción.