José María Ruiz Ortega

Estampas rurales

José María Ruiz Ortega


Tormentas en junio

05/06/2021


En cuanto entró el mes de junio, sin esperar un día más, llegó el tiempo revuelto, de lluvias, tormentas, truenos y relámpagos que iluminaron las noches serenas; aunque alguna mala nube descargó granizos, con el consiguiente daño para los cultivos. Con las primeras olas de calor se despidió mayo, para engordar las nubes precisamente el día que recibimos a junio, un mes que nos anuncia el verano. Tradicionalmente en este mes, más tarde o más pronto, son habituales las tormentas en las dos mesetas castellanas y no deja de ser frecuente la aparición de granizo. El refranero meteorológico refiere para el mes de junio distintas citas que hacen referencia a la llegada de las últimas lluvias y tormentas del final de la primavera. Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo; por si en vez de por derecho, viene de soslayo.
Junio es un mes de transición de la primavera al verano, los días son los de mayor luminosidad de todo el año, por eso se le denomina el mes de la claridad. Las aves crían a sus polluelos, las golondrinas los alimentan con los primeros insectos en los nidos colgados en los remansos de aleros, mientras en el campo, se oye el canto de la codorniz y las cigüeñas jóvenes aprenden a volar. Aunque las lluvias a primeros de junio son muy beneficiosas para el desarrollo de algunos cereales, pueden presentarse tormentas ocasionales con truenos, rayos y fuertes vientos. Lo menos probable son esos vientos huracanados, incluso llegando a la categoría de tifón o tornado que en ocasiones han quebrado árboles.
En los tradicionales relatos rurales sobre tormentas, entre los hechos reales y la leyenda, se recuerdan fechas de desastres ocurridos sobre pérdidas importantes de cosecha. Pero también rememoran días, con su santoral correspondiente, en los que la copiosa lluvia de junio fue de tal intensidad que lo que se consideraba un año agrícola pésimo llegaron a recoger una cosecha mínima, pero aceptable para tener pan durante el año y continuar la siembra en la próxima campaña. Desde que se implantó el seguro agrario en España, los labradores oyen las tormentas, huracanes y pedrisco con más tranquilidad.