Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Más transparencia

16/11/2021

La elección de magistrados del Tribunal Constitucional se había merecido otro guion, otros protagonistas y también un desenlace diferente porque estamos hablando de una de las instituciones claves del Estado democrático en torno a la cual se ha montado, en estos días, un escándalo que ha tenido su punto máximo en la sesión parlamentaria del Congreso. 
Después de la paralización de varios órganos en los que la renovación de sus miembros exige un número de votos por mayoría de tres quintos de las Cámaras, cuando los partidos mayoritarios se sientan a negociar, excepto sobre el Consejo General del Poder Judicial, a punto de cumplir tres años en funciones, el resultado son los aplausos de la ultraderecha, incluso con burla, al repetir el eslogan ¡Sí se puede!, utilizado por Podemos, partido que forma coalición de Gobierno con el PSOE, y los reproches de Cs, que viven su languidez política. 
A esto hay que añadir que una buena parte de la Cámara Baja ha pasado de la situación y una división interna exteriorizada por algún diputado que se han negado a votar a los candidatos propuestos por los populares, Enrique Arnaldo y Concepción Espejel, por su relación con el PP, precisamente quien taponaba el pacto porque quería despolitizar la Justicia. 
Ante este panorama, donde la única postura coherente ha sido la de quienes han dado la cara y han explicado su voto negativo, como el socialista Odón Elorza, los ciudadanos precisan una explicación de por qué se ha forzado la situación hasta estos extremos porque de lo contrario, mal favor hacen al Alto Tribunal donde puede que alguno de sus nuevos magistrados podrán verse obligados a apartarse de determinadas decisiones por ser recusados al haber tenido vinculación sobre el asunto que se vaya a sentenciar.
La transparencia es clave para que no se pierda un ápice de credibilidad en el órgano judicial encargado de mantener el equilibrio de la balanza que decide, en última instancia, sobre algo tan frágil como los derechos y deberes de los españoles, que hoy ha salido tocado, incluidos todos los prolegómenos de la elección. Por si fuera poco, ha habido quien ha montado el circo, a pesar de que no ha votado, en una actitud difícil de interpretar. O se ríen del sistema democrático o, lo que sería más preocupante, les ha apasionado que se materializara la elección de los polémicos cargos. 
Si hay algo detrás será bueno que se conozca, pero esta maniobra de quien tiene que tomar las decisiones más importantes, uniendo sus votos, a través del consenso, ha sido un pésimo ensayo de cómo no se debe hace las cosas. Puede que antes de que acabe al año, se conozca quiénes son los elegidos para gobernar el Poder Judicial, quizá la clave de lo que se ha vivido ahora tenga su respuesta entonces, a modo de aguinaldo. Pero no deja de resultar curioso que se produzca una crisis por la politización de unos magistrados antes de su elección y lo que se buscaba, al menos eso clamaban, era profesionalizar más el órgano que designa a los jueces. De las burlas, sin comentarios...