Diciembre es un mes importante para el refranero popular en relación con la previsión del tiempo para el resto del año agrícola. No deja de ser curioso que muchos de los proverbios castellanos del mes de diciembre estén vinculados a la agricultura, precisamente cuando están paralizadas la mayor parte de las labores en el campo. No es tiempo de cosechas, ni de sementeras, pero meteorológicamente este mes influye en los sembrados, barbechos y suelos agrarios en general. Se dice que «en diciembre la tierra duerme», y así es: si los cereales han nacido, se para el ciclo vegetativo y la raíz sigue profundizando; en el caso de estar sembrado y no nacido, la semilla está germinando lentamente para emerger cuando llega el buen tiempo, cuando aumenten las horas de luz.
Este año la nieve nos ha visitado en el otoño, lo cual es un buen augurio para el campo: «Cuando diciembre es frío y la nieve abunda, el labrador tiene fe en una añada fecunda». Las nevadas son muy buenas en general al esponjar la tierra en sembrados y en barbechos, además de recuperar acuíferos y en las montañas más altas nieve y hielo son reserva para rellenar embalses. Tradicionalmente era un tiempo sin actividad, días de fragua y naipes, de estar en casa al amor de la lumbre, ahora calefacción; y es que diciembre son recuerdos de niñez, costumbres rurales de hace tiempo: asar castañas, chocolate caliente en la trébede, roscos de aguardiente, migas y todo los que nos ofrece la tradicional matanza del cerdo en la alimentación rural.
El próximo lunes es la festividad de Santa Lucía y comienza la observación de las cabañuelas, para predecir el tiempo del año próximo. Un antiguo refrán dice que: «Por Santa Lucía, se acortan las noches y crecen los días». Lo cual no es cierto, debido al cambio producido por la cuenta de días en el calendario gregoriano. Se suprimieron 10 días del mes de octubre de 1582 y ocasionó el desplazamiento del día que determina el solsticio invernal. Así, la noche más larga y el día más corto será el solsticio de invierno el 21 de diciembre, en torno a las 5 de la tarde, el día con más horas de oscuridad que de luz.