Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Apuesta saludable

15/06/2021

Deberíamos propiciar una década distinta, la de un retorno interior que nos haga mejores ciudadanos. Realmente andamos enfermos de corazón y mente. Debemos mejorar la vida todos, desde el propio linaje al entorno por el que se transita. Para conseguirlo, hay que sumar capacidades que permitan a una persona ser y, además, desarrollarse. Este entusiasmo, inherente a todo ser humano, parte de la satisfacción de las necesidades básicas cubiertas,  de la posibilidad de poder tomar decisiones, de tener movilidad y sentirse libre, de establecer y mantener relaciones cooperantes. Jamás desvirtuemos lo que nos humaniza, que son las actitudes y los valores, las poéticas del abrazo social y el pulso de horizontes limpios. La situación de que se viva hoy más, nos ofrece la oportunidad de reconsiderar no solo lo que podría ser la edad avanzada, sino de qué manera podría evolucionar nuestro ciclo existencial. Subsiguientemente, deberíamos garantizar esa vida sana, tanto corporal como interiormente, que es lo que nos injerta la placidez que todos nos merecemos porque sí; y, por supuesto, en todas los períodos vivientes.  
De ahí, lo transcendente que es una cobertura sanitaria universal, así como una apuesta de esperanza saludable, que garantice la dicha, a través de la calidad humana de relaciones, que los mecanismos económicos, por sí solos, no pueden producir. Hasta que no florezca la verdad no avanzaremos. Precisamente, este actuar de desorden que sufrimos nos está dejando sin corazón, totalmente desorientados y hundidos en nuestras miserias.  En este sentido, y para salir de esta cordillera de desdichas, nos alegra que la atención de la salud mental, exhortada en las nuevas orientaciones, ahonde en que ha de prestarse a todos y que no sólo debe abarcar la atención sanitaria, sino también el apoyo para la vida cotidiana, como facilitar el acceso al alojamiento y los vínculos con los servicios de educación y empleo. La sanación integra de la persona es lo básico y ha de sustentarse en un enfoque basado en los derechos humanos; puesto que, para hacer frente al estrés, es determinante considerar múltiples factores socioeconómicos, biológicos y ambientales.