Poco a poco van pasando los días del verano, de este tan caluroso mes de agosto en concreto que, en el discurrir de sus horas, parece no querer darnos tregua en sus embestidas continuas de calor, ola tras ola de un fuego abrasador que extiende su manto en todas las direcciones, produciendo un sinfín de situaciones de bochorno general, con episodios verdaderamente agobiantes de  aturdimiento y sofoco cuasi general.
Pero claro, echas la vista hacia atrás y recuerdas de dónde venimos, porque el mes de julio no le fue a la zaga precisamente, con temperaturas muchos de los días en torno a 40-45 grados en la práctica totalidad de la península, conectando también ola tras ola de calor; lo que vendrá a hacer de este verano uno de los más calurosos de todos los pasados hasta ahora.  
Y también uno en el que más incendios forestales se han producido, de mayor intensidad y de peores consecuencias para nuestros montes y nuestros bosques, e incluso para más de una y más de dos construcciones que se han venido abajo por la acción del intenso fuego, con lo que ello significa de pérdida tanto material como emocional.
Es el contraste de un verano que nos ha mostrado bien a las claras que, mientras unos se refrescaban cada día de estos calores al borde del mar, chapuzón tras chapuzón en el agua; otros, acaso a no muchos kilómetros de distancia, se empleaban a fondo luchando contra estos fuegos, tratando de controlarlos, evitando su propagación y buscando extinguirlos con la mayor rapidez posible.  Y así un día tras otro, porque su intensidad hacía que se extendiesen con facilidad.
Un trabajo encomiable el de estas personas que tienen como profesión luchar contra el fuego, bien por tierra, bien por el aire; o bien organizando las evacuaciones de las localidades próximas al incendio a sitios más seguros.  Porque esta es otra de las consecuencias, el tener que evacuar a los habitantes de las localidades próximas y habilitarles las infraestructuras mínimas para pasar unas horas o incluso días enteros. Por ello, deberíamos estar todos muy atentos y mucho más concienciados con los incendios.