Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Amor fraterno

28/03/2023

Es tiempo de unirse y de reunirse para trazar juntos espacios de concordia. También es el instante preciso y precioso, para conseguir poblar los caminos de vida y repoblar los horizontes de luz. Sabemos que la tarea no es fácil, que hemos de permanecer firmes, con los pies bien plantados en la tierra, para beber la realidad y no embobarnos de apariencias. Hay que encontrarse y reencontrarnos a nosotros mismos. Así nos fortaleceremos de entusiasmo, lanzando esa mirada providencial que todo lo vislumbra con espíritu creativo. De este modo, podremos salir de este orbe injusto y de sufrimiento que está poniendo en duda la continuidad del linaje. 
El tráfico de drogas, el comercio de armas, junto a ese estado de violencia dominador que respiramos, entre todos los moradores de las diversas culturas y cultos variados, está siendo una pesadilla viva en todo el planeta. Reconociéndolo es ya un gran avance. Cuando menos, esta situación debe mantenernos en alerta y en guardia, abiertos al diálogo y a no encerrarnos en el miedo, el dolor o la resignación, con brío de asistencia permanente y con la esperanza que injerta el soplo de las ilusiones cada mañana. 
A propósito, pienso, en lo saturado que está el mundo de interrogantes. Está visto que cada cual espera algo o a alguien, para encauzar una comunión de abrazos y sentimientos. Sin duda, caminamos solitariamente desorientados, hambrientos de compañía, dentro de una corriente de desafíos inesperados, hasta el extremo que una cuarta parte de la humanidad vive hoy en lugares afectados por conflictos, lo que genera un sentimiento de derrota y amargura como jamás. 
En consecuencia, tan vital como aprender a reprendernos es dejarnos transformar internamente por otros abecedarios más níveos, menos interesados y más copartícipes, para que podamos apiñar vínculos, hermanarnos de verdad y ser justos. De hecho únicamente la paz interior, como la superación de las propias crisis, sólo se consigue del amor fraterno y desinteresado. Considero, pues, que hemos de amarnos más para practicar la auténtica acogida. En caso contrario, continuaremos hundiéndonos en la desesperación, sin hallar esas vías conformes que el alma nos requiere para vivir. 

ARCHIVADO EN: Drogas, Violencia