Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


De política de escaparate a inquietud social

06/04/2021

En un programa de televisión eran contertulios Herrera y Graciano Palomo. Herrera calificó la política de Iglesias de «política de escaparate» y Graciano de «ineficaz». Ambas calificaciones eran suaves, eufemismos. 
Hacer política de escaparate me recuerda cuando una travestí del Gran Vía sentada en una terraza de la calle Mayor, con piernas largas, mostraba los muslos a los palentinos. Eso era una exhibición de escaparate. Pero cuando se exhibía delante de los alumnos del Instituto, una provocación. La diferencia era el público y el fin de la actuación. Provocar a los mayores, pase, pero a los revueltos niños, era distinto.
Iglesias ha hecho política bolivariana, pretendida verdadera revolución social, aunque no ha logrado más que su cese en el BOE. Su ejercicio de política y mando en Podemos le ha llevado a ser fagocitado por Tania Sánchez, antigua ex, le ha distanciado de Errejón y Monedero, ha suscitado numerosas críticas internas en el partido y ha mostrado su aceptación del vivir la casta que denostó. Hoy es objeto de reclamaciones jurídicas. Pero lo más importante es que nos ha introducido la inquietud y crispación gratuita con la aceptación de la okupación, pérdida del derecho privado implantado por Roma. Ha hecho declarar a la jueza Carmena cómo en su barrio residencial de chalets, se plantó un grupo okupa provocando enormes trastornos de convivencia. Reconocía que convivir con los sin reglas y la droga es imposible.
Iglesias nos ha presentado obligada la ayuda a los desahuciados, cuando eran gentes de mal vivir, no personas vulnerables sin recursos, que han destrozado viviendas, robado muebles o recuerdos, causando estados de ansiedad insoportables. Quiso darnos pena por el corte energético de la Cañada Real, sin decir que era un paraíso ilegal.   
Ha querido sacar la ley del alquiler, que ahora se parará, la del «no es no»… que no resuelven nada. Ampara la emigración que ha provocado tiroteos en la Ciudad Lineal de Madrid. Eso sí, por haberle cesado cobrará 120.000 euros fijos al mes y una indemnización millonaria que nunca se sabrá, aparte del sueldo de la parienta, la nani, o la vigilancia preventiva en Galapagar.
¡Un chollo!