Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Reguñendo un rato

01/05/2021

Venga va, que sí. Que somos unos quejicas. Que por lo rural se hace todo lo que se puede y más. Y el que diga lo contrario es un berzas, un asqueado y un tocapelotas. Ya. Es evidente. Sale más a cuenta ir dejando que se apaguen las luces por sí solas; o poner al frente del barco a cualquiera porque los que realmente podían hacer algo, pasan. O lo sumisos a las directrices de sus partidos, aunque sus pueblos estén temblando de inanición y demotanasia. Cada uno tiene lo suyo. Claro que siempre hay buenos ejemplos y excelentes batutas. Y me dice que se cuentan con los dedos de una mano. Señor Tiburcio, está hoy muy reguñón. Estoy como quiero, que en algo me tengo que entretener mientras cuento las horas para la segunda dosis. Pero si a usted hace tiempo que le pusieron las dos. Silencio. Pues que me pongan otra de refuerzo. Oiga, que he visto que han puesto una cancha nueva de tenis. Sí, me dice, al lado de la de baloncesto, la de pádel y el frontón. Es que ahora los chavales son muy deportistas, sobre todo los que vienen en verano. Todo un complejo deportivo, gratis y competiciones en las que te puedas ganar productos de la tierra. Aquí es todo siempre un jolgorio. Ahora bien, podían poner más esmero en otras cosas del día a día. Que la mayoría somos más viejos que la tana. Ya lo digo yo: que estamos para el jaleo, las fiestas y el ocio. Verás cuando caiga el estado de alarma: el desenfreno y la lujuria. Se ríe. Le digo que no, que el personal es respetuoso. Me mira: que lo que quieren es que nos vayamos sin más. Luego pasan la excavadora, explanan y amén Jesús. Total, a mí me la sopla. Se haga lo que se haga, ni vienen, ni se quedan. Somos un parque temático que paga impuestos. Y peor, porque muchas veces les aplaudimos las ocurrencias o nos dejamos llevar por colectivos que predican desde paraísos morales. Calla, que tenemos una de avispados. No deja títere con cabeza. Y me farfulla que le está subiendo un poco la fiebre. Le participo que lo suyo no es fiebre, es mala leche. De la buena, te recuerdo, chaval. Que yo he bebido a morro de la ubre y vosotros del plástico que luego tiráis al contenedor que os pilla más cerca. Yo no tengo ese problema. Arrea por la boca del enroje y andando. Mal.