Esta pandemia no solo nos ha cambiado la vida, sino que además nos ha forzado a olvidar festividades y celebraciones. Las fiestas patronales, siempre esperadas por vecinos y amistades, han decaído hasta el mínimo festejo y el ambiente en los pueblos está deslavazado de su esencia de tantas tradiciones. Ni San Isidro en Madrid, ni feria de Sevilla, ni la feria chica palentina, ni San Fermín, son centenares las fiestas que se han cancelado o aplazado. Mañana celebramos la festividad de Santiago apóstol, precisamente en un año Santo Compostelano, año Jubilar, año Xacobeo o año Jacobeo, permite a los peregrinos que visiten la tumba del Apóstol en la Catedral de Santiago conseguir la indulgencia plenaria.
Si bien cualquier año es bueno para recorrer el Camino de Santiago, hacerlo durante el año Jacobeo es la mejor oportunidad. Además de obtener la indulgencia plenaria, se realizan todo tipo de conmemoraciones relacionadas con el evento, algo que atrae a miles de peregrinos de todo el mundo. Este año, tiene la particularidad de que durará dos años, algo que solamente ha ocurrido dos veces en la historia. Esta decisión solamente se toma en casos muy extremos, como por ejemplo, la pandemia de Covid-19 que no cesa, por lo que es normal que haya ocurrido tan pocas veces en la historia. La otra ocasión que tuvo lugar un Año Santo Compostelano de dos años de duración fue en 1937, año en el cual el año Jacobeo se extendió hasta 1938, a consecuencia de la Guerra Civil.
Como patrono de España que es, esta festividad se ha venido celebrando varias localidades, incluso las más alejadas de la sirga Jacobea conmemoran con suntuosidad fiestas paganas y religiosas. En todas las localidades palentinas del entorno del Camino de Santiago, conmemoran con espléndida generosidad esta fiesta de verano. En el Ejército de Tierra, el Arma de Caballería tiene como patrono a Santiago. Un nombre muy común no sólo en Galicia que deriva en numerosos apelativos muy habituales en España e Hispanoamérica: Jacobo, Jacob, Yago, Iago, Jaime, Tiago, Santiago o Diego. Sin embargo, todos son variantes en español del nombre hebreo Ya’akov.