Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


Esfuerzo global

09/08/2020

Nuestra recompensa se halla en el esfuerzo permanente, en la voluntad de hacer y ponernos en camino siempre, incluso cuando las dificultades parecen insalvables. Cada cual tenemos nuestra historia, pero también nuestra misión liberadora. Son tan fuertes las cadenas de explotación, los encadenamientos destructivos, que aunque nos cueste, hemos de continuar tenazmente para no caer en el desconsuelo. En todo caso, siempre debemos buscar la unión de corazones, lo que verdaderamente nos armoniza, sustentado en el diálogo y en la confianza mutua entre las diversas culturas. No podemos dejar que nos roben esos espíritus corruptos, el deseo de paz que todos llevamos inherente a nuestros pasos y tampoco debemos resignarnos a nada menos que esto. Estamos llamados a reconstruir horizontes que nos hermanen, a rehacer un porvenir más equitativo y fraterno, a restaurar y reavivar una nueva ilusión que nos fraternice. No olvidemos jamás la idea Aristotélica en la que se vaticina que «solo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego». Hagámoslo, en consecuencia, hábito.
Quien no lo ha dado todo no ha dado nada. Está visto que no podemos desfallecer, siempre es importante mantener los esfuerzos de respuesta comunitaria, nacional, regional y global. Nos lo acaba de indicar el comité de emergencias convocado por el director de la OMS. «Aún no se vislumbra el fin de la crisis de salud pública que hasta ahora ha infectado a más de 17 millones de personas y matado a 650.000». De ahí, lo importante que es mantener las vivas energías de la colaboración entre humanos, ya sea apoyando los esfuerzos de investigación, el mantenimiento universal de los servicios de salud, el acceso eventual a diagnósticos, terapias y vacunas. Sin duda, es el empuje conjunto el mayor horizonte de esperanza. No podemos pretender que se mantenga la estabilidad en el mundo a través del desánimo. Deberíamos saber que sólo una civilización permanece si sus moradores se suman a ese arranque de dignificación, libertad y justicia para todos. Intentémoslo en nuestra propia familia que, con esfuerzo y ternura, será capaz de convertir  la vida en un hermoso manjar de dichas.