Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


Mujeres: 8 de marzo

07/03/2021

Que las mujeres reivindicamos nuestro derecho a vivir libres, en paz y con seguridad frente a cualquier forma de discriminación es algo que ya no debería discutirse. Pero las investigaciones rebelan, sobre la protección de niñas y mujeres, que el riesgo de abusos a sus derechos, como la violencia física y sexual, la discriminación, la explotación, tráfico de mujeres, etc. se sitúa en niveles altamente extremos. 
Siglos llevamos peleando por ello y no queremos que hombre o mujer nos sigan manipulando. La ministra de Igualdad no representa a todas, pues hace distinción entre personas feministas y las que no lo son, así que ser mujer dependiendo del lado que se esté significa: más riesgos de pobreza, exclusión social, violencia, cobrar menos por el mismo trabajo, no poder desarrollar proyectos vitales, etc. Ser mujer, precisando que no para ella, es un calvario, un genuino conjunto de calamidades ya que «para las mujeres en España y en el mundo, ser mujer es lo que yo digo» ¡Anda! ¡O sea, que dice e impone y las demás, chitón! Qué alivio poder sacudirse de tantas penurias y desdichas sin pensar en cambiar de sexo para librarse de tanta desgracia.   
La ministra marca el camino de la felicidad glorificando a la mujer con el slogan ‘Solas y borrachas, queremos llegar a casa’. Las mujeres están muy hartas de imposiciones que no arreglan nada que, vengan de donde vengan, es pura actitud de prepotencia y, si es realizada en plan ceñudo de ordeno y mando, lo que parece quieren implantar con un ejército de súbditas y sumisas amazonas alrededor, el problema no se resuelve, sino que se agranda; negarse a sus reglas es seguir bajo el yugo patriarcal y te pueden colgar el San Benito de ser tu propia enemiga. 
La mujer a lo largo de su vida ha sufrido y sufre demasiada exclusión y reclama cosas serias. No simplezas, tal como no vestir a las niñas de rosa, que más bien parece jugar a las casitas. Y ese ministerio, no es ni debe ser un ente decorativo con abultados sueldos, sino el encargado de solucionar, no solo asuntos específicos, sino muchos de los problemas crónicos que padece la mujer, incluido el maltrato hasta la muerte.