Fernando Martín Aduriz

Dirección única

Fernando Martín Aduriz


Oblatividad

24/09/2020


Con oblatividad significamos la entrega absoluta, un todo para el Otro. Los sujetos marcados por el deseo de oblatividad se entregan en cuerpo y alma al Otro. Son oblativos en su operación inconsciente de taponar toda falta en el Otro, todo resquicio de agujero, de vacío. Ellos se postulan para ser justo el objeto que tapona la falta del Otro.
No es lo mismo la generosidad, siempre poco elogiada, que la oblatividad. Mientras que la primera, permite construir un lazo fuerte de carácter social, la segunda presenta un efecto destructivo para el sujeto oblativo, pues gusta de consumirse en la pira de entregarse al servicio de un Otro, a quien necesita insaciable para continuar con su infinita operación. Precisa de un Otro de altura, poderoso, idealizado. La altura la impone el oblativo, ideal inalcanzable por definición, lo que acentúa esa posición sacrificial por parte del sujeto oblativo.
Es el sujeto generoso quien debe saber diferenciar con quién ha de mostrarse generoso, pues el gesto generoso no es algo que todos puedan acoger, sólo basta con recordar el peso de la ingratitud. A su vez debe estar advertido del inconsciente goce que se camufla detrás de su generosidad, la satisfacción que obtiene el sujeto generoso, y lo mucho que pide reconocimiento a su hecho generoso.
En el caso del oblativo, su ceguera es absoluta. Una fantasía total se impone: salvar al Otro y ser todo lo que le falta. Al psicólogo le toca hacerle ver, mostrarle, no que eso es imposible, pues él bien lo sabe, sino su estrategia de fondo, que es encontrar un Otro que consienta a su deseo. De ahí que la oblatividad hace piña con el sujeto patológicamente obsesivo, quien necesita pedir permiso para casi todo, y sobre todo necesita que un Otro le acepte sus deseos.
Como quiera que la oblatividad tiene ese perfume de sacrificio, de ofrenda, de entrega total, y como esa posición está muy bien vista en el ranking moral, el gran peligro es caer en la trampa de confundir generosidad con oblatividad.
El oblativo, el sujeto que lo da todo, olvida que darlo todo equivale a no dar cosa alguna.