Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Nieva en Palencia

07/01/2021

Era lunes, primero de este año que esperamos se lleve al callejón del olvido el anterior, por desecho de tienta y defectuoso, como un mal toro, en el argot taurino. ¡Ojalá que así sea! Hacia las cuatro, más o menos, observé que estaban cayendo copos de nieve con promesa de mantenerse y salí con mi marido para tomar fotografías. «Dicen: la nieve es blanca./ Y no es verdad. La nieve tiene todos/ los colores que caben en los ojos./ Y hasta un color que nunca entró en el ojo/ y que llaman silencio./ Alto señor/ de la blancura estéril de la nieve».(Del Tiempo y sus Rincones, libro de poemas, inédito, de Marcelino García Velasco).
Esa blancura perfecta, sin hollar, me atrae, a pesar de que sufrí tres accidentes laborales, el segundo, al hacer un muñeco de nieve con mis alumnos de Educación Infantil, en el patio del Modesto Lafuente. Aquella tarde se me echaron encima los niños con la alegría que produce un acontecimiento único, distinto siempre, porque al igual que las aguas de nuestro Carrión siguen su curso y no vuelven atrás, la inevitable dulzura de la nieve queda asociada a determinada edad, cuando éramos capaces de deslumbrarnos y de guardar los recuerdos en un lugar que fue «tiempo atesorado de la infancia» del que nos habla el poeta palentino. Llega la nostalgia  en las palabras del gran Jorge Manrique: «nuestras vidas son los ríos/ que van a dar en la mar/que es el morir». 
Desde Cubillo de Ojeda, mi buen amigo José Luis me envía fotografías de cada término al que lleva a pastar a sus ovejas. Desde hace medio mes la nieve acompaña su dedicación de buen ganadero. Algunos días de viento racheado, y si el termómetro marca bajo cero varios grados, le resulta imprescindible darse un reposo. Y la nieve me trae al recuerdo a nuestro querido poeta José María Fernández Nieto quien, en 2020, hubiera cumplido 100 años. Su libro La nieve, es una invitación para cantar la vida  quizá porque lo efímero es hermoso y se nos hace difícil renunciar a ello. 
Cargadas, también, de belleza las imágenes y las palabras de Gonzalo Alcalde Crespo, que nos dejó en 2019. La montaña palentina con su luz llena nuestros ojos en sus libros. Le recuerdo y leo Palencia pueblo a pueblo y Por la provincia de Palencia. Gonzalo, académico palentino.