César Merino

César Merino


Falacia climática

02/01/2023

Con una espectacular ola de frío polar en Estados Unidos, de esas que hacen historia, se despidió 2022, marcado -¡cómo no!- por la terrible e inminente amenaza del calentamiento global, propagada desde las tribunas políticas y mediáticas. Si traigo a colación este suceso, simplemente es para poner de relieve que algo no encaja con la versión oficial sobre el futuro del clima y del planeta. Podría indicar otros muchos datos que cuestionan la tesis de que nos encontramos ante una emergencia a la que ha conducido la imprudencia del ser humano y que está poniendo en riesgo nuestra supervivencia. Conviene recordar que la última edad del hielo, la pequeña edad del hielo, duró varios siglos y concluyó a mediados del siglo XIX, por lo que no tendría nada de particular que en el momento actual nos encontrásemos en una fase templada de la Tierra, como un fenómeno absolutamente natural. La información geológica nos revela que tales fases han ocurrido en diversas ocasiones y con cambios significativos de temperaturas. El clima es un asunto extremadamente complejo, dada la cantidad y variedad de los factores que intervienen y cuyo conocimiento en cuanto a su modo de actuar es aún muy escaso. Cualquier investigador medianamente serio en su trabajo, reconoce humildemente sus limitaciones a la hora de establecer conclusiones válidas y duraderas, por honradez profesional. Sin embargo, en los últimos tiempos y de manera cada vez más insistente, se nos viene imponiendo un modelo carente de objetividad científica y base empírica, con arreglo al cual se están tomando decisiones que nos empobrecen y limitan nuestro desarrollo, en aras de la consecución de unos objetivos improbables, meras imaginaciones. Es evidente que nos encontramos ante una cuestión dirigida por la política y los intereses económicos, donde la verdadera y rigurosa ciencia ha sido apartada para dar protagonismo al alarmismo infundado e histérico, con el fin de atemorizar a la población. Cuando uno se interesa por ella sin prejuicios, respetando los principios científicos y la necesidad de establecer largos períodos de tiempo para obtener resultados con algún fundamento, sin duda descubre el engaño.