Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


¡Que se besen!

12/03/2021

Una famosa folclórica, cantaba aquello de: La española cuando besa / es que besa de verdad /,y a ninguna le interesa / besar por frivolidad... Lo que no sabía la folclórica era que durante cierta etapa, ni frivolidad, ni capricho, ni nada de nada. Ahora, no se besa porque está prohibido, e incluso te pueden sancionar por ello. El beso es sustituido por el codazo. Que los besos son preciosos nadie lo pone en duda. Los amistosos, pura rutina, mejilla con mejilla y ya está. Los robados, casi siempre los roba el ladrón, pocas veces la ladrona, y si te pilla de sopetón, no lo esperas, entra a saco y está como Richard Gere.... la ladrona finge enfado, (siempre de mentirijillas), pero en el fondo le gustan tanto como le gustan al niño los guisantes Findus que le prepara su madre. Los apasionados y consentidos por ambas partes, podrían ser los reyes del besuqueo a no ser porque siempre hay un ganador, a veces no existe la misma vehemencia, y hay quien vuelca toda la carne en el asador - nunca mejor dicho- y quién se queda como se quedó con los besos recibidos el día de su primera comunión. Es muy, pero muy raro que la miel quede repartida en ambos besadores a partes iguales. Al beso, se le ha cantado, recitado, escrito, descrito... El beso, el beso, el beso en España / se da si se quiere, con él no se engaña /, me puede usted besar en la mano, / me puede dar un beso de hermano,/ así, me besará cuando quiera, / pero un beso de amor / no se lo doy a cualquiera. El beso, actualmente también se excluye en los duelos, donde los hemos dado y recibido solidariamente entre cariñosos abrazos por situaciones desconsoladas y que ahora tienen que conformarse con el codazo mal propinado entre lágrimas profundas y mascarillas empapadas. A ver si cuando el permiso nos llegue por sorpresa, no se nos han quitado las ganas de ir dando besitos a diestro y siniestro, porque a todo se acostumbra uno. Y tal vez, cuando nos digan: ¡Ahora ya se puede!, pensemos bien las cosas y nos quedemos sólo con los que nos gustan, dejando clausurados los rutinarios, protocolarios, establecidos, fríos, por cumplido, falsos, teatreros... y esos que sólo nos dejan por la cara, babilla y salibilla. Yo creo que en determinadas ocasiones no nos gustaría volver a las andadas. A lo mejor, nos conviene hacer una criba.

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