Fernando Martín Aduriz

Dirección única

Fernando Martín Aduriz


Estabilizaciones

26/06/2020


Partiendo de que el sujeto totalmente estable, psicológicamente hablando, es un mito, un ideal inalcanzable, las estabilizaciones suponen un concepto merced al cual se orienta a quien conduce una cura de un sujeto psicótico, al propio sujeto y sus familiares, en la vía de lograr esos equilibrios que le permiten temporadas sin grandes sobresaltos.
Para ello es preciso conocer la teoría del desencadenamiento. Algo se desanuda y hace aparecer un estado que hasta entonces era de normalidad (aparente). Existen esas coyunturas en las cuales se produce la gran caída, la brusca alteración psicológica. Ello supone considerar la causa psicológica, y despreciar la causa orgánica, insuficiente para justificar que en unas coordenadas precisas de la vida de un sujeto, en cruces de caminos muy particulares, se puedan producir quiebras que introducen al sujeto en los laberintos de la locura. Se desencadena dicha locura en momentos cruciales de la vida, o en momentos oscuros, cuando aparecen algunos ingredientes sin los cuales nunca se produciría ese desenlace. No es lo mismo ser loco que estar loco.
Después de ese desencadenamiento, corresponde estabilizar de nuevo, engancharse de nuevo a las vicisitudes de la vida y del trato con las demás pesonas, al trabajo, al estudio. Los sucesivos enganches y desenganches dan cuenta de lo frágil que son algunos sujetos, siempre en el borde, a punto de desestabilizarse.
Conviene conocer en cada caso qué significantes desestabilizan, qué encuentros, qué toma de decisiones. De la misma manera que conviene saber qué cosas son necesarias mantener ocultas o en silencio o sencillamente ser bordeadas a lo largo del apoyo estabilizador.
En la ayuda a la estabilización es clave producir la invención artesanal de un Otro. Con mayúsculas, pero diferente, original, menos hostil, más amable.
Se trata de traducir el mundo con una nueva retórica, sin la estrecha literalidad, propiciando la reinserción social. En ese bricolaje viene bien evocar a Einstein quien ya dijo que la realidad era una ilusión, aunque muy persistente.