Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


En Santander, con Elisa

26/06/2020


El otoño pasado, que parece que han transcurrido cuatro siglos, tuve la suerte de compartir en Santander una jornada con Elisa. Elisa Gómez Pedraja es miembro del Centro de Estudios Montañeses y pertenece a la Asociación Cántabra de Genealogía. Alimentó en mi blog durante 2018 la sección Historias de Galeones: lo que demandaban las Indias, lo que llegaba de Ultramar, Piratas en el mar del sur, los 13 de Cabo Verde, Cavendish y el Canónigo Armendáriz y tantas historias que quedan ahí, en nuestra hemeroteca, para conocer las vicisitudes de quienes se embarcaron aquellos días. Es curiosa la anécdota sobre aquella expedición que partió de Sevilla en agosto de 1519 al mando de Magallanes, con el fin de encontrar un paso al Pacífico y fácil acceso a las islas de las especias. En aquel viaje se enroló como cronista Antonio de Pigafetta, noble italiano que se desempeñó como explorador, geógrafo y cronista al servicio de la República de Venecia. Así relata aquel momento: «Realizamos aquí excelentes negociaciones: por un anzuelo o por un cuchillo nos daban 5 o 6 gallinas; 2 gansos por un peine; por un espejo pequeño o por un par de tijeras, obteníamos pescado suficiente para alimentar a 10 personas; por un cascabel o una cinta los indígenas nos traían una cesta de patatas, nombre que dan a ciertas raíces que tienen más o menos la forma de nuestros nabos y cuyo gusto se aproxima al de las castañas. De una manera ventajosa cambiamos las cartas de los naipes: por un rey me dieron seis gallinas creyendo que con ello habían hecho un gran negocio». 
En Santander, antes de mi charla en el Ateneo, conocimos la historia del Club de Regatas, el más antiguo de España que cumple ahora 150 años. Curiosamente, Elisa trabaja estos días en una investigación sobre la vida de Blas Nicolás Larín, que nació en Cuba. Su padre era de Pembes, localidad del municipio de Camaleño, situada a los pies de los Picos de Europa y perteneciente a la comarca de Liébana. Blas se casó en 1916 con María Luz del Peral González, natural de Camasobres y se sabe que vivieron en la Casona, hoy hotel rural.