Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


Políticas vergonzantes

28/11/2022

Mientras uno solo de los seres humanos, hombre o mujer, en cualquier lugar del mundo, duerma a las inclemencias de los tiempos, y sufra necesidad alimenticia todos los días, o carezca de empleo estable, es porque los gobiernos de las naciones carecen de autoridad, y muestran su incompetencia ignorando los problemas esenciales y vitales de cualquier sociedad justa y democrática. La razón de las políticas vergonzantes es el ansía desmedida del poder por el poder, su ideología despiadada e inmoral, la cual, desprecia al ser humano en cuanto tal, y su dignidad inherente. Se ignoran sus derechos humanos, sociales y civiles, promulgando normas con fines perversos, desde los que se induce a la persona a la comisión de delitos e infracciones con la más absoluta impunidad. Se limita la potencia creativa, y se reduce la inventiva de cada individuo, por las que generaciones enteras quedan a merced del voluntarismo, postrando el intelectualismo al olvido, siendo este la virtud de los hombres y mujeres prominentes. Las políticas vergonzantes son una rémora para el desarrollo de las sociedades y de las naciones, pretenden la creación de países prósperos, pero surgen por doquier los hijos de la miseria, establecen leyes al margen de las realidades del pueblo, exhibiendo su falta de humanismo para centrarse en el pragmatismo despótico que hunde a las naciones en el abismo de las sombras. En tales políticas: el absurdo, la frivolidad y la decadencia, son los pilares donde se sostienen la incultura, la deformación y el cretinismo. De las políticas vergonzantes nace la evolución horizontal y decreciente de múltiples empresas, incapaces de expandirse y crecer, porque mantienen estructuras precarias y dependientes de la empresa matriz, con personal expuesto al engaño, trabajando jornadas interminables y con salarios miserables, bajo el mecenazgo de gobiernos que proclaman a los vientos sus grandes reformas, las cuales subyacen en quimeras y humillan al trabajador desde la arbitrariedad y la precariedad. Las políticas vergonzantes son las que abren las puertas a la mendicidad nacional e internacional, desamparando a unos y otros, porque ni hay riqueza, ni empleo, ni esperanza, solo ficción, ensoñaciones, ilusiones rotas.

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