Desde la libertad incuestionable que cada uno de nosotros tenemos a la hora de hablar, también es evidente que por nuestra forma de expresarnos se nos juzga cuando no se nos conoce, es en cierto modo nuestra tarjeta de presentación.
Ése era mi argumento principal cuando predicaba la corrección gramatical en clase, y ahora me veo en la necesidad de salir en su defensa cuando escucho reiteradas patadas a la gramática, y lo que es más grave, no sólo en conversaciones privadas sino en los medios de comunicación, que para muchos son norma de corrección...
De hecho, todos los ejemplos que utilizo en este artículo los he escuchado en radio y televisión.
Dejando a un lado los laísmos y leísmos y el «si haría» tan específico de Palencia y tan incorrecto, voy a centrarme en algunos errores, escuchados hasta la saciedad y por eso mismo casi asimilados ya en nuestras           conversaciones.
En primer lugar me referiré a la expresión «Es por eso que...», calcada del francés («c´est pour ça que...»), y sin sentido en la estructura gramatical del castellano.
Lo correcto sería «es por eso por lo que...», «por eso...».
Otro error, muy común, consiste en colocar mal los pronombres con determinados verbos.
Si aplicásemos las reglas más simples del siempre denostado análisis sintáctico, esto se evitaría.
Se oyen a menudo expresiones como «Me tratan de convencer», «Se la debían mandar», «Para poderlo arreglar»...
En todas ellas los pronombres están mal colocados: en el primer ejemplo el pronombre «me» no acompaña al verbo tratar, sino al verbo convencer, y lo correcto sería «tratan de convencerme», y así los otros ejemplos: «debían mandársela», «para poder arreglarlo».
El tercero, y quizá el más grave de los errorres, es el queísmo que nos invade peligrosamente, tanto que en ocasiones nos hace ya dudar.
Todos sabemos lo afectado e incorrecto que resulta el «pienso de que»: estamos ante el dequeísmo, que consiste en utilizar la preposición «de» en casos en que no es correcto utilizarla porque el verbo es transitivo y nunca puede llevar dicha preposición.
Pues bien, el queísmo es lo contrario, es decir, omitir la preposición antes de la conjunción que cuando es necesario utilizarla, porque hay una serie de verbos que la exigen: convencerse de, confiar en, tener esperanzas de, etc.
Y así oímos a diario: «estoy convencido que», «me doy cuenta que», «confío que», cuando lo correcto sería: «estoy convencido de que», «me doy cuenta de que», «confío en que»...
Como puntualización, también las oraciones de relativo se ven tan simplificadas que oímos y leemos ejemplos como éste, que además es el título de una película: «El día que nací yo», claramente incorrecto; porque en estas oraciones que expresan tiempo no puede prescindirse de la preposición, ya que el sujeto de «nací» no es «que» sino «yo», siendo «que» un complemento de tiempo que debe llevar obligatoriamente dicha preposición.
Y por último, también el conocimiento de la sintaxis nos ayudaría a evitar expresiones tan penosas como «pueden haber situaciones anómalas», «se han aislado a veinte niños», «habrán rosas de distintos colores», todos ellos resultado de no saber que «las situaciones anómalas», «los niños» y «las rosas» no son el sujeto sino el objeto directo.
Intentemos hablar bien y cuidar el maravilloso tesoro de nuestra lengua., no es tan difícil...