Víctor Corcoba

Algo más que palabras

Víctor Corcoba


En espera

30/11/2021

Continuamente hay un motivo para vivir en la espera de algo o de alguien, lo que significa examinarnos por dentro y cultivar la paciencia. Lo importante es no desfallecer y afanarse por avanzar en el reconocimiento de uno mismo, con la clemencia necesaria y el tesón permanente. Seguramente, entonces, hallaremos ese hálito reconciliador que hoy el mundo nos requiere, para que los pueblos se pueblen de entusiasmo y sus moradores de vida. Desde luego, nos corresponde trabajar día a día, con la mano tendida siempre, allanar caminos con el comportamiento solidario de la escucha y la actitud de servicio continuo. Ahora que la pandemia de Covid-19 vuelve a resurgir y Europa es de nuevo su epicentro, también nos toca activar el sentido responsable y socialmente comunitario. No nos dejemos engañar, pues, por aquellas gentes que, desde el egoísmo y el individualismo más feroz, nos quieren hacer creer que las causas colectivas que nos unen, apenas tienen raíces para sustentarnos y que no merecen esfuerzo alguno. 
A mi juicio, llegó el momento de que la permanencia en el abrazo de las dignidades, nos reconduzca a un nuevo ciclo existencial, donde impere el abecedario del amor sobre todo lo demás. Esto es lo que verdaderamente nos transfigura, haciéndonos respetar entre sí, no obviando las leyes de la naturaleza que son las que nos marcan los motivos de la ilusión, para que podamos contemplar con gratitud todo lo que nos acompaña y acompasa en nuestros días de camino. Lo fundamental es no perder la orientación ni tampoco el secreto del recogimiento de la expectativa, que es lo que en realidad nos pone en movimiento la esperanza, y nos estimula a no perder el sueño de darnos aire unos a otros, y así poder derrotar las marcadas diferencias esenciales que hay entre ricos y pobres. Por desgracia, la marginalidad continúa ensanchándose y la de los trabajadores sólo se reduce lentamente. La indecencia laboral campea, en mayor o en menor grado, por todos los continentes. Los retrocesos del derecho a trabajar ahí están, son bien palpables, sólo hay que mirar y ver la razón por la cual la esclavitud florece. No olvidemos, que cualquier ser, no vive más que por la altura moral de lo que aguarda.