Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Activista, nueva profesión

22/12/2020

En los sesenta, nació la profesión de disc-jockey, el pinchadiscos de vinilo y en los conjuntos musicales se llamó vocalista al cantante. Hoy todo está socializado. Años después se integró el comunity manager, relaciones públicas, en empresas, asociaciones y grupos de trabajo. Se desdeñó a los portavoces y jefes de protocolo. En los currículos brillaba destacando el comunity. Se validaba una profesión que era poco, sin las ideas y trabajo que el colectivo le aportaba, para comunicarlas a la sociedad
Poco a poco han ido surgiendo nuevas profesiones, educadores personalizados en gimnasia, en arte, en ropa, etc… los youtubers, los nuevos instagramers que no crean tendencias, quienes las fabrican son los diseñadores y los influencers solo son publicitarios como aquellos que vestían un cartel por delante y otro por detrás.
Evolución social, que continúa con ‘chicos reality’, especialistas en introducir conflictos en el grupo. Pero los especialistas en conflictos, llegando hasta la violencia física, son los activistas. Decía un amigo de Valladolid, de cuyo Ayuntamiento su pareja era concejal, que iba a dejar de serlo «porque ella, más que munícipe, era activista». El activismo es la forma de representación de ideas en partidos normalmente de izquierdas, incluso con uso de la imposición violenta. Su lucha es romper lo existente, aunque funcione, para implantar el modelo que su partido ha diseñado para ese momento social, no importando que lo aportado se encuentre obsoleto, rebasado e incluso desechado por falta de aportación e incluso daño en la sociedad.
Los activistas, en las librerías dicen su profesión y piden textos con los que convencer al prójimo de lo que les manda su propio partido. Son voceros con jaleo, folloneros y poco más. Su trabajo es antisistema, pero no anarquista. El representante más cercano se halla en Podemos. El partido que le empuja es el comunista disfrazado de postcomunista, que quiere deshacer para rehacer con sus pretensiones. Iglesias es cabeza, carnero que abre puertas, empujado por el ideólogo Errejón y el presidente de IU, al que le han entregado un ministerio para asueto personal.
Nuevas profesiones en una sociedad que no se defiende.