Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Un tropezón...

18/11/2022

Sí, un tropezón cualquiera da en la vida, y por eso le dí yo. Si la ciencia médica tuviera la fuerza como para levantar los estados de ánimo caído, yo recorrería el mundo de rodillas para encontrar el cómo y el dónde, pero todo tiene un límite, y el desplome emotivo tiene la habilidad de saber luchar a brazo partido porque cada persona es un mundo, y tantos mundos unidos no caben en la Ciencia. Eso es algo que cada cual tenemos que personalizar con arreglo a nuestra capacidad de aguante físico y mental -con la maravillosa ayuda correspondiente, por supuesto-.Y aunque suene un poco a rebeldía, estoy dudando entre dar gracias a Dios por salvarme, o reprenderlo por no haber evitado mi percance, ya que en sus manos estamos todos, y si evita problemas no tiene que preocuparse de solucionarlos. Claro que el demonio me gusta mucho menos. Y... ¿por dónde anda aquel demonio de mi niñez? Yo creo que ya no está de moda. El infierno... la llama eterna... todo aquel asunto ya se va quedando en casi nada. Recuerdo que cuando hice mi Primera Comunión, al ir relatando mis pecados en aquel confesionario de ventanilla enrejada, me puso el sacerdote de penitencia tres Padrenuestros y tres Avemarías por mi sinceridad al decirle que me gustaba Rafita, mi vecinillo de nueve años, que era los que tenía yo. Aquella llama infernal que nos llenaba de pavor, afortunadamente ya se habrá quemado en su propio fuego. Otra cosa que tendríamos que corregir es la resignación al conocer casos peores que los nuestros, por ejemplo, si surge un contratiempo de la índole que sea, nos aferramos a: no tendría que quejarme tanto, porque peor lo están pasando enUcrania y en... y en... Confieso sinceramente que no es mi caso, no quiero presumir de ser buena gente, pero el mal ajeno siempre le añado al mío, que por lo tanto se incrementa. Y lo que digo es: además de mi porrazo, de mi estado físico y de ánimo, lo de Ucrania no mejora, ni lo de... ni... ni... ¡Pues no sé si voy a poder con tanta carga! Y bueno, sigo mejorando, gracias al personal, doctores, enfermeros... que tan bien me han atendido...y también gracias al Santo del día, que era San Tomás de Villanueva, aunque yo me he atrevido a cambiarle un poquitín el título y le llamo ya San Tomás de VIDA NUEVA.

ARCHIVADO EN: Ciencia, Ucrania