Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Guau, guau

11/07/2020

Dice Tiburcio que, definitivamente, su perro es su mejor aliado. Te mira, escucha, valora tus palabras. Es sufrido y agradecido. Hombre, pero hay que hablar con la gente, intercambiar pareceres, socializar con la humanidad, hacer vecindad. Va. Tal vez. Pero ya no tengo ganas, me cansa dar explicaciones. Es que de normal oyen pero no escuchan. O no les importa un pito lo que puedas pensar. Y yo le digo lo de siempre, que no se puede generalizar. Hoy, me vuelve con una de sus frases míticas: si quieres vivir contento hazte el jumento. Que ya lo decía su tía Macaria. Anda de mala leche, pues algunos de sus mejores amigos están en la residencia de ancianos y es un jaleo el tema de las visitas. Coño, espeta. No les ha matado el bicho y acaba con ellos el protocolo. Paciencia. El tiempo, ¿hablemos del tiempo, le parece? Nada. Pues hace calor, que es lo que toca, que parece tonto el personal y a la mínima ya se rasgan las vestiduras. Lo raro es que hiciera frío, aunque esta mañana tiré de chaquetilla. Ya me he fijado. Y he visto, perdone que se lo diga, que tenía un paquete de tabaco. No puede fumar. ¿A mi edad? A lo mejor me quita quince días, no te amuela. Y si quieres dejo de tomar café y el chupito. Toma, átame la pata a la cuerda, pon una piedra de sillería y lánzame al canal, majo. Se pone usted tremendo. Es que hay calima y me llevan los nervios y yo lo que quiero es que dejen de decir pijadas. ¿Quién? Ellos. Y no me da más razones. Ésos. Los que opinan y es palabra de Dios. Voy a la tienda. Lo de siempre, claro. No. Quiero que me traigas cabeza de jabalí, tres de berberechos, una pastilla de jabón Lux, un agua colonia de Álvarez Gómez, unas mascarillas y otras en oferta. Y helados, de palo. Memorizo todo y me voy, mientras Tiburcio tira para la bodega, pues las costumbres no conviene aparcarlas como si fueran bicicletas viejas. Pero me da una voz. Paro. Me vuelvo. Que digo yo que si has leído El mono desnudo. Claro. ¿Quiere que lo pille en la biblioteca? Nada. Y se pone a recitar cual juglar frases surtidas como las galletas: «La conversación superficial es nuestro sucedáneo de aseo social, creando y reforzando valiosos lazos de grupo y amistad». Del tendal del patio cae una pinza y ni se inmuta.